Con un profundo sentimiento patriótico, el JIN N.°12, que agrupa a los jardines de la Escuela N°222 y la Escuela de Frontera N°7, llevó a cabo un emotivo acto en conmemoración al 25 de mayo. La actividad, realizada en las adyacencias del Museo Histórico “Leopoldo Aban” en horas de la mañana, estuvo marcada por un despliegue de expresiones culturales y simbólicas que realzaron los valores de libertad y unidad.
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Con un profundo sentimiento patriótico, el JIN N.°12, que agrupa a los jardines de la Escuela N°222 y la Escuela de Frontera N°7, llevó a cabo un emotivo acto en conmemoración al 25 de mayo. La actividad, realizada en las adyacencias del Museo Histórico “Leopoldo Aban” en horas de la mañana, estuvo marcada por un despliegue de expresiones culturales y simbólicas que realzaron los valores de libertad y unidad.
Desde tempranas horas, la comunidad educativa se reunió en un ambiente de respeto y entusiasmo para recordar a los héroes de la Revolución de Mayo. A través de distintas presentaciones, los niños evocaron el espíritu de aquella gesta histórica, con interpretaciones artísticas y discursos que resaltaron el significado de la fecha para las nuevas generaciones.
El evento contó con la presencia de docentes, familias y autoridades, entre ellas la directora del JIN N.°12, quien destacó el impacto de estos encuentros en la formación de los más pequeños. “Es emocionante ver cómo nuestros niños, con su inocencia y alegría, nos recuerdan la importancia de nuestra historia. A través de estas actividades, sembramos en ellos el amor por nuestra identidad y el compromiso con los valores patrios”, expresó la directora Teodora Mamani, con visible emoción.
Las presentaciones artísticas fueron uno de los momentos más destacados de la jornada. Los niños, vestidos con atuendos típicos de la época colonial, representaron a los pregoneros, reviviendo aquellos personajes fundamentales en la comunicación de noticias en el siglo XIX. Con entusiasmo, recorrieron el lugar anunciando mensajes que evocaban el fervor revolucionario de 1810.
Además, la jornada estuvo marcada por una interesante fusión de estilos musicales que unió el pasado y el presente. Los pequeños interpretaron una creativa combinación de minué y rap, donde la solemnidad de la danza colonial se mezcló con la energía y el ritmo contemporáneo, generando un contraste vibrante que capturó la evolución de la identidad cultural a lo largo del tiempo.
El compromiso con la representación histórica se reflejó también en la vestimenta de docentes y padres de familia, quienes se sumaron al homenaje luciendo indumentaria colonial. Con trajes característicos de la época, realizaron un pequeño desfile que evocó la vida cotidiana de principios del siglo XIX, generando una atmósfera de conexión entre el pasado y el presente.
Como broche de oro, el acto culminó con una exquisita degustación de comidas tradicionales, que transportó a los presentes a los sabores de tiempos pasados. Mazamorra, pasteles, empanadas y otras delicias típicas de la época colonial fueron ofrecidas al público, en un gesto que combinó historia y tradición a través de la gastronomía.