Portugal le ofrecía la posibilidad de encontrar una nueva manera de vivir y, desde hace dos años, siguió ese latido del corazón que le dictaba su rumbo a seguir.
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Portugal le ofrecía la posibilidad de encontrar una nueva manera de vivir y, desde hace dos años, siguió ese latido del corazón que le dictaba su rumbo a seguir.
Alma Giulianotti ya contaba con su ciudadanía española, por lo que conseguir su sueño fue más fácil y el mundo se le abrió desde el momento en que optó por encontrar posibilidades en Tierra del Fuego.
Su primer viaje lejos de Jujuy fue a la provincia más austral del mundo donde se dispuso a gestar su futuro gracias a sus ahorros.
A partir del pensamiento recurrente y optimista, logró viajar a Europa donde desde el primer momento, Portugal la cautivó como turista primero y, como habitante, después.
"Al principio fueron todos nervios, cuando bajan se vuelve todo más calmado. Viajé por Europa y vi los castillos antiguos que me encantó conocer", indicó Giulianotti sobre la experiencia que definió ese devenir, anhelado desde que era una niña.
Eligió Porto para establecerse y envolverse de una idiosincrasia distinta. Es que fue notable que la sociedad le pareció respetuosa con el espacio personal y que cultiva los idiomas para tener una conexión con los demás por su condición de ciudad cosmopolita.
"La mayoría de la gente habla inglés y portugués, me sorprendió que fueran simpáticos", expresó la joven de veintiún años para quien la vida es un permanente explorar.
A los tres meses su hablar portugués se tornó más fluido y buscó oportunidades laborales en el ámbito turístico y hotelero, donde se desempeña en la actualidad.
Conoce los rincones de Porto a través de una mirada jujeña. "Sigo prefiriendo la comida argentina", comentó quien progresa desde una mentalidad positiva.
"Me manejo caminando por la ciudad, la plaza es lo que más me gusta porque es un lugar de encuentro", contó Giulianotti para quien Portugal vibra de otra manera.
Es que la energía del mar se siente en el aire y para Alma no es indiferente. Las tardes frente al mar y la serenidad del paisaje, le regalan postales inolvidables que la ayudan en reconectarse en sí misma para adaptarse a los nuevos días.
"Ahora es verano aquí así que estoy disfrutando del sol. El mar pero también las cascadas. Conozco Lisboa y Sintra, cada una tiene su encanto", dijo.
Nacida entre cerros jujeños se jugó a vivir en la costa portuguesa para ser protagonista de su historia. "Me gusta ir de shopping, salir con mis amigos en su mayoría argentinos o ir a dar una vuelta en los kartings", reveló Giulianotti que asistió a festivales de música con deejays y artistas reconocidos.
La vivencia de permanecer en Porto durante las fiestas de fin de año, la llevó a aprender a patinar en pista de hielo, lo que fue una encantadora manera de revivir la sensación del momento en que lo hacía sobre tierra jujeña, en el patinódromo.
"Me acuerdo cuando patinaba en Jujuy y lo divertido que era, sobre el hielo es similar pero el filo del patín hace que haya que tener más equilibrio", explicó.
A prueba y error va forjando experiencias divertidas que en muchos de los casos, parecen ser una extensión de su adolescencia transitada en el colegio "Santa Teresita", cuando le tocó participar en el Sábado Estudiantil, en el armado de la napolitana o bailando en el videoclip.
Una emoción tan inmensa como aquella, es la que vivió en el festival de San Juan que compartió con su abuela Alicia el año pasado.
"Fue una sorpresa para ella venir, no sabía nada. Le envié los tickets para que pase tiempo conmigo y le encantó. El reencuentro aquí en Porto, fue hermoso", comentó Giulianotti sobre esta linda anécdota que se complementó con paseos por diferentes lugares de Portugal y se coronó con una festividad que trasciende el sentido religioso.
Es que San Juan conlleva un significado especial cual si fuera un ritual donde participa toda la comunidad.
"Se arma en un solo día, donde hay gente por todos lados. Lanzan fuegos artificiales y globos como faroles que se elevan al cielo. Es una cosa hermosa, lo que se ve", destacó la jujeña que compartió este festejo con su abuela feliz. Se cree que se conmemoraba en los antiguos rituales el solsticio de verano y entonces se recurría al poder del fuego para ayudar al sol a pasar el trance de su menor permanencia en los cielos.
Gracias a lo perdurable de esta tradición, Alma Giulianotti vio en su abuela el apoyo a su decisión de viajar tan joven en parte de la debe a Alicia que la cuidó desde el amor. También se trata de celebrar vínculos con la familia aún existiendo la distancia porque su entorno conoce de su fuerza,seguridad y voluntad para seguir afrontando desafíos.