Los comienzos del año escolar o laboral suelen tener sus muchos bemoles entre los adolescentes y los recién egresados. La situación no siempre puede ser bien manejada por los padres y las instituciones causando preocupación.
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Los comienzos del año escolar o laboral suelen tener sus muchos bemoles entre los adolescentes y los recién egresados. La situación no siempre puede ser bien manejada por los padres y las instituciones causando preocupación.
Consultada por El Tribuno de Jujuy la licenciada en Psicología con formación en Trastornos Internalizantes y Externalizantes en niños y adolescentes, Ana Eugenia Gutiérrez Zamora, contextualizó que "los adolescentes sufren diferentes cambios en su estado de ánimo, justamente la adolescencia significa adolecer, por lo tanto tienen emociones contradictorias y no solo contradictorias sino emociones muy intensas: van a pasar de la euforia al malhumor en minutos y sin ninguna razón. Es porque están en búsqueda de su identidad, para ello los adolescentes necesitan un grupo de pertenencia, es muy importante que tengan un grupo de pares".
Sobre la tendencia de tomarse un año sabático y poder retomar actividades con éxito, consideró que "siempre hay nuevas oportunidades, pero primero creo que hay cosas que sanar, trabajar en uno mismo para después poder avanzar. Pero por supuesto que sí se puede retomar todo aquello que uno desea o que quedó inconcluso".
¿Más o menos chances?
Hoy comienzan las mesas extraordinarias para el Nivel Secundario. La psicóloga advirtió que "mientras más oportunidades tienen, menos desarrollan la tolerancia a la frustración" y acotó que "es esencial para el ser humano y para la psiquis aprender lo que es tolerar la frustración para constituir las bases de la personalidad".
Y analizó que está muy relacionado con el año sabático en cuanto a que "muchas veces el temor a fracasar impulsa al adolescente a no intentar nada, -'yo no voy a estudiar, no voy a trabajar porque si me va mal'-, pero el miedo, el temor lo tenemos todos. Muchas veces ese temor nos paraliza y creo que eso les está pasando a muchos adolescentes de esta generación Ni Ni, que ni quieren estudiar ni quieren trabajar".
La profesional apuntó que "entonces es necesario marcar el límite y esa es la función de los adultos. Mostrar que las oportunidades no son infinitas en la vida y ayudar a marcarles el camino, acompañarlos en este proceso" y expresó que "a veces tenemos que exigirles y ponerles el límite sobre todo".
En cuanto al rol de los colegios opinó que "falta tener en cuenta las subjetividades de cada chico para poder motivarlos, es importante inspirarlos a aprender, poder generar el deseo de aprender".
Gutiérrez Zamora dijo que "es difícil que ellos quieran hacer algo cuando terminen el colegio porque ya sea el estudiar o trabajar, surge de una motivación que es la motivación de aprender y eso tiene que ser adquirido y transmitido por el colegio. También está relacionado con la búsqueda de la identidad".
Y completó: "Si el adolescente no sabe quién es, seguramente no puede descubrir qué le gusta o qué disfrutaría hacer en el futuro por lo tanto va a haber ahí una falta de proyección, creo que con ayuda profesional se puede retomar todo aquello que uno desea".
Los desbordes
Los adolescentes no son excepción en los excesos de carnaval o ritos vinculados con los últimos años del Secundario. Sobre el particular advirtió que "lo que se está observando mucho es la falta de control de los impulsos, los adolescentes no controlan los impulsos porque hay algo característico en esta sociedad que vivimos: que es la impunidad. No hay una consecuencia ante mis actos, por lo tanto yo no me tengo que hacer responsable de lo que hago".
Mientras que "por otro lado está esta cuestión que promueve mucho la sociedad de la satisfacción inmediata, lo que los adolescentes quieren lo tienen al alcance de las manos y eso no ayuda a desarrollar la paciencia, la tolerancia a la frustración, el respeto hacia el otro, la empatía, es como si la palabra NO no existiera".
La psicóloga enfatizó en que "el consumo y los excesos marcan en realidad el vacío que los chicos tienen por dentro, de alguna manera ellos creen que toman para divertirse pero lo hacen para escapar de una realidad que es intolerable para ellos, sus temores, sus fantasmas, la incertidumbre".
Ante este síntoma muy preocupante aconsejó que "los padres tienen que estar sumamente atentos, tienen que estar presentes, tienen que estar acompañando a sus hijos. Ser activos: participar en la vida de sus hijos, involucrarse, poder conocer cuáles son sus emociones, cuáles son sus deseos, y si no pueden hacerlo por supuesto es indispensable buscar una ayuda profesional".