Ayer, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju) fue el escenario de una colorida Feria Campesino-Indígena, que se destacó por su amplia variedad de productos cultivados de manera agroecológica y elaboraciones con valor agregado. Entre los productos más llamativos estuvieron la papa de aire, la doca, el chilto y las habas, producidos en distintas zonas de Jujuy y valorados por la recuperación de sus cultivos y su uso innovador en dulces y pastelería.
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Ayer, la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Jujuy (Unju) fue el escenario de una colorida Feria Campesino-Indígena, que se destacó por su amplia variedad de productos cultivados de manera agroecológica y elaboraciones con valor agregado. Entre los productos más llamativos estuvieron la papa de aire, la doca, el chilto y las habas, producidos en distintas zonas de Jujuy y valorados por la recuperación de sus cultivos y su uso innovador en dulces y pastelería.
Esta expo fue organizada por la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la Unju, y atrajo a numerosos visitantes, a pesar del frío, interesados en conocer y adquirir estos productos únicos y degustar algunos de ellos.
Anastasia García, una de las productoras, explicó el origen de la papa del aire, una planta originaria de Centroamérica que se adaptó bien a la región, con la que elabora dulces. Se provee de la comunidad de Tujca Pacha, que la cultiva al margen del río Los Alisos. Destacó que la papa del aire es beneficiosa para los diabéticos y puede ser utilizada en diversas preparaciones como guisos, sopas, papas fritas y al horno.
Otro ingrediente exótico presente en la feria fue la "doca", un fruto lechoso de una enredadera silvestre, con un sabor similar a la batata y una textura esponjosa. García explicó que recolecta la doca en áreas libres de agroquímicos, como el monte en Palpalá y San Salvador. Este fruto, que se puede asar a la parrilla o usar como base para dulces, fue uno de los destacados en su stand donde también vendía dulce de chilto, una variedad de tomate silvestre de la zona de Yungas que producen en Ocloyas algunas comunidades.
Rosa Gutiérrez, integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena, presentó dulces de maracuyá con naranja, maracuyá con mandarina, limón y cayote, además de miel recolectada en el monte. Explicó que toda su producción es agroecológica, utilizando cenizas y abono orgánico para el cuidado de cultivos. "Nosotros producimos y le damos el valor agregado. Cuando no tenemos producción en nuestra zona, compramos en otras comunidades siempre y cuando sea agroecológica", explico Gutiérrez y aludió a las cien familias de producción variada que incluye cabras, ovejas y una colectiva de maíz y maní.
En la feria también estuvo presente Marcela Vargas, quien junto a quince familias cultivan verduras orgánicas en Campo Verde. Comentó que su producción, aunque pequeña, es suficiente para abastecer merenderos locales, intercambiando sus productos por mercadería o comercializándolos para poder sustentarse. Explicó que el grupo también tiene gallinas ponedoras que producen huevos caseros y algunos árboles frutales de donde cosecharon limones, naranjas y tanjarinas.
María Aidé Cruz, de la comunidad de Azul Pampa y Unión de Pequeños Productores Jujeños, presentó harina de haba y productos de repostería elaborados con esta harina y trabajan con técnicos de la facultad para conocer las propiedades. Explicó que las habas se producen de manera agroecológica y se muelen en molinos de piedra, ofreciendo así una alternativa nutritiva donde las tortas fueron las preferidas, además de alfajores y habas tostadas.
Mientras, Luisa Colqui ofreció su miel producida en Yala, que aseguró tuvo baja producción por la sequía. También vendió sus mermeladas de ciruela, maracuyá, ananá y papaya en almíbar que elabora con productos de la zona.
En tanto, Jorge Mamani, de la organización Urkopa Kallpan que reúne a doce integrantes de varios rubros, vendía los dulces de cayote que elabora él en esta ciudad. Además, comercializaba tejidos de guantes, bufandas, chalecos, chales y mitones de fibra de llama, tejidos en telar, y teñidos con tintes naturales; y paquetes de quinua producida en Yavi quienes venden en ferias de Ciudad de Nieva, Cerro Las Rosas, y en otras.
El lugar también permitió el intercambio, común entre este tipo de redes de productores que se complementan solidariamente comercializando producciones de otras zonas y provincias. Es el caso de Red Puna que también expuso algunos productos de cosmética natural de Mendoza y Lucero Pereyra de La Cholonca de La Caldera, Salta, quien trajo una variedad de galletas elaboradas artesanalmente con harinas de maíz, de algarroba, integral, nueces, chips de chocolate y de provenzal, ají con semillas, además de cacao traído de Perú en polvo, pasta y manteca.
Además de la oferta gastronómica, la feria fue un espacio de encuentro cultural ya que se podía escuchar de fondo a un grupo de productoras que se unieron para coplear mientras ingresaba gente que podía optar por plantas y otras elaboraciones caseras dulces.
Pioneros en productos de llama
Ariel Benítez, de Red Puna, expuso una variedad de chacinados envasados al vacío con base en carne de llama. Había charqui, sopresata, salamín, lomito y jamón fileteado de llama que se produce en su propia planta de elaboración de chacinados de La Quiaca. Allí elaboran embutidos y chacinados dándole valor agregado a la carne que producen socios de 10 comunidades de productores de llamas. Debido a que tienen habilitación provincial y nacional para traslado, comercializan en la Quebrada, en San Salvador de Jujuy, Córdoba, Tucumán, Mendoza y Buenos Aires a organizaciones aliadas y otros. “Somos la provincia pionera en dar valor agregado a la llama en Argentina”, destacó. Son 250 productores de 10 comunidades y en la planta trabajan 12 de ellos.
