Tres generaciones de mujeres perseverantes abrazaron el oficio de zapateras y se ganan la vida en el "puestito" que a diario ocupan en un sector de la explanada de la exestación de trenes.
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Tres generaciones de mujeres perseverantes abrazaron el oficio de zapateras y se ganan la vida en el "puestito" que a diario ocupan en un sector de la explanada de la exestación de trenes.
Esta historia inspiradora de superación está protagonizada por María Ocampo, Carmen Condori y Regina Rojas, quienes bautizaron a su negocio con el nombre "Zapatería Felicidad de María".
Todos los días es un reto para estas mujeres que demuestran gran dedicación en su trabajo, como además ostentan orgullosas -como trofeos de la vida- el hecho de haber superado obstáculos y desafíos.
María Ocampo junto a su madre Regina Rojas y su comadre Carmen Condori son reconocidas por su compromiso con el servicio al cliente. Las tres aprendieron el oficio de zapateras junto a Carlos Ocampo.
Hace 25 años Carmen Condori inició su labor con Carlos Ocampo -papá de María- ."Comenzamos a trabajar en el puente Otero por primera vez, yo recuerdo que en ese entonces necesitaba una entrada de dinero. Yo no sabía nada de zapatería y Carlos Ocampo me enseñó, así que me quedé trabajando con él durante varios años y por cuestiones de la vida en su momento nos distanciamos y continué trabajado sola", relató.
Por su lado, María Ocampo también aprendió el oficio de su padre a temprana edad, a los 15 años. "Recuerdo en ese entonces que mi papá trabajaba en el puente Otero y a mí me gustaba aprender, desde chica aprendí a arreglar los zapatos, es algo que no me costó, yo creo que todos nacemos con un don y este fue el mío", sostuvo.
Al pasar los años formó su familia, trabajó con su bebé a cuestas enfrentando las inclemencias del tiempo y la falta de un lugar fijo para salir adelante. "Yo me venía con mi bebé, traía el coche, el bolso de mi hijita, gracias a Dios era tranquila y se portaba bien. Algunos de los cliente que tenemos conocen a mi nena, fue duro, pero logré salir adelante", destacó.
Su mamá Regina Rojas se sumó al grupo hace 4 años. No le resultó difícil el aprender el oficio. "No conseguía trabajo y necesitaba trabajar así que les pregunté si me podían enseñar y empecé a trabajar con ellas", manifestó a nuestro diario.
María Ocampo encontró el apoyo en su comadre Carmen Condori, con quien empezó a trabajar hace once años.
Actualmente, a metros de la exestación, realizan sus trabajos y entregan los encargos diariamente según las necesidades de sus clientes. "Entregamos los trabajos al día porque no tenemos donde guardar nuestras cosas, muchas veces nos tenemos que llevar la máquina, más nuestras cosas se hace bastante para ir en el colectivo y muchas veces la gente y el colectivero se molesta, así que por esa razón decidimos entregar los trabajos al día", subrayó Ocampo.
Reciben comentarios desafortunados en torno a que el oficio de zapatero está reservado para los hombres, pero estas mujeres han demostrado que son capaces de hacerlo y que la perseverancia y determinación pueden abrir puertas a nuevas oportunidades.
"Muchas veces nos dicen este trabajo es más para hombres que para mujeres. La verdad que es lamentable que piensen de esa manera, hoy en día tenemos que aprender a hacer de todo, tanto hombres como mujeres", señalaron al unísono.
A lo largo de los años han trabajado arduamente para mantenerse al día y su objetivo es brindar un buen servicio con compromiso, puntualidad y calidad. Son reconocidas por sus clientes, quienes las elogian por su dedicación.
Estas mujeres ejemplares nos enseñan que a pesar de las adversidades siempre hay una luz al final del túnel, el arduo trabajo y la pasión pueden llevarnos a cumplir nuestros sueños, tanto en la vida laboral como en lo personal.
