Como hija de artesanos, conoce a la perfección la actividad realizada de manera apasionada a través de sus manos. Así, descubrió el mundo desde que era pequeña portando lo verdaderamente esencial como bandera, creando en ideas, artesanías para después llevarlas a la práctica.
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Como hija de artesanos, conoce a la perfección la actividad realizada de manera apasionada a través de sus manos. Así, descubrió el mundo desde que era pequeña portando lo verdaderamente esencial como bandera, creando en ideas, artesanías para después llevarlas a la práctica.
Para Alejandrina Vargas, la vida es un constante movimiento de energías que fluctúan entre enseñanzas y aprendizajes.
Desde su lugar como docente, imprime una permanente concientización sobre el medio ambiente. Y ante el cuidado del mismo, trabaja en la no contaminación, rescatando cartones, plásticos descartables y todo material que pueda renovarse para reutilizarlo a través de las manualidades.
Es así que quien heredó el talento en el oficio aplicado en badana y lanares de parte de su padre y del tejido en telar rústico, gracias a su madre; propone al reciclado como fuente de inspiración para transformar diferentes materias primas en objetos con utilidad.
"Mis padres fueron artesanos, yo siento que nací con una misión y la vocación de enseñar a los chicos", destacó Alejandrina Vargas quien desde su lugar al frente de un aula, defiende la idea de diseñar de forma creativa combinando lo artístico con la gama de posibilidades que brindan los diferentes insumos.
Al ser profesora de Sentir III demuestra sus habilidades en las actividades prácticas mediante clases destinadas a jóvenes de veinticuatro años en adelante.
Es así que motivada por la impronta de sus alumnos con diferentes discapacidades, les dedica tiempo de calidad, gracias a sus treinta y cinco años que la avalan en su trayectoria como docente de artes idóneas.
"Con mis alumnos utilizamos lo que tenemos en casa, botellas de plástico, papeles, cartones, retazos de lana, hacemos portalápices, joyeros, bolsos y decoramos cajas", expresó Vargas sobre su oficio que resulta de una planificación previa.
Las latas de durazno, las cajas de leche y las telas son los comodines a la hora de concretar un trabajo.
Y el entusiasmo se combina con la originalidad para esperar los días festivos con regalos hechos artesanalmente. "Cuando llega el Día de la Madre o Día del Padre, Día de la Primavera; hacemos exposiciones y el trabajo terminado se lo llevan a casa".
Sin dudas, es una propuesta para incentivar la imaginación potenciando el talento de cada joven. "Ellos se sienten parte del taller, algunos chicos son funcionales, otros severos, algunos tienen motricidad fina y otros no, por lo que se debe implementar estrategias, es hermoso trabajar con ellos", destacó la docente.
A través de la experiencia y el día a día, Alejandrina Vargas sabe lo que significa la labor desde su primera infancia, gracias a sus padres quienes participaron en diferentes exposiciones, convenciones y encuentros culturales por sus obras. "Para mí la enseñanza es algo gratificante, uno ve los frutos y que hay avances importantes en los jóvenes y en su obra terminada. Ellos hacen hermosas combinaciones que sorprenden a todos. Lo que rescato mucho es lo que me enseñan en cada clase, en la que yo también aprendo".