Es un hecho que el amor todo lo puede. Y es más interesante ver cómo se fortalece este sentimiento día a día, en la familia de Santiago Alemán, un joven de veintisiete años que desde pequeño tuvo que sortear diferentes obstáculos de salud para existir.
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Es un hecho que el amor todo lo puede. Y es más interesante ver cómo se fortalece este sentimiento día a día, en la familia de Santiago Alemán, un joven de veintisiete años que desde pequeño tuvo que sortear diferentes obstáculos de salud para existir.
"Desde que conocimos su patología, no lo dejamos solo", dijo Silvia del Carmen Giménez, mamá de "Santi", quien se siente feliz por verlo crecer alegre y sano. "Siempre le decimos que no se sienta menos que los otros chicos, porque él vale mucho y puede hacer todo como cualquier joven de su edad", resaltó.
Santiago César Antonio Alemán nació con parálisis cerebral y con retraso madurativo, pero este diagnóstico recién se determinó por la conducta que llamó la atención de su madre. "Al ser mamá de otros chicos, era como que me daba cuenta de la dificultad que él tenía; el médico me dijo que los cuatro iban a ser iguales, pero no fue así", detalló.
La noticia fue dura para cada integrante de la familia porque había que asimilar la condición desde cero. "Me asusté porque dije: '¿qué voy a hacer? ¿cómo voy a seguir?'. Le agarraban horribles las convulsiones, pasamos momentos muy difíciles", comentó Giménez, que ante las adversidades siempre estuvo con la frente en alto para luchar por la felicidad de su pequeño.
Desde su primera infancia fue cuidado con un dedicado amor en su hogar. Cursó su escolaridad en la Escuela 38 "Juanita Stevens" a la que asistió integrado, tiempo después llegó a la fundación "Ideas" y renovó sus estudios en la Escuela 79 "Estanislao Severo Zeballos" en el nivel primario. En tanto que terminó la secundaria hasta el quinto año, en el Centro Educativo de Nivel Superior -Cens- 203 de la Escuela 12 "Bernardo de Monteagudo".
Fue un orgullo para la familia y para Silvia Giménez, quien más incondicional se mostró en cada avance de su hijo.
"Yo siento y le digo que es mi ángel porque me dio la posibilidad de poder prepararme, por él yo soy 'profe' de Educación Especial, así que él me enseña y pude trabajar con otras patologías más complejas. Me ayudó muchísimo mentalmente", explicó esta madre que atravesó circunstancias en las que se vio mal psicológicamente, pero que logró sobrellevar a base de estudio y de ejercer la docencia. "Hace catorce años que ya no estoy en actividad, pero amo compartir con ellos y soy una fiel acompañante de sus actividades", reafirmó.
Es así que mientras "Santi" iba a sus talleres, le dio la posibilidad de ayudar a perfeccionar a su madre como docente en el campo donde también él se encuentra inmerso.
"Me siento muy feliz por él. Lo que más me satisface son sus logros, a pesar de su patología es una personita predispuesta", indicó.
Sin embargo, aunque en el camino pueda haber piedras, Silvia se considera una mamá fuerte y con la capacidad de demostrar que con fe se puede todo. "En lo personal pasé enfermedades muy complejas pero nunca me hicieron bajar los brazos. Voy siempre adelante, por él y por mis hijos", dijo.
Si hay algo que emociona e incentiva a "Santi" es su deseo de ser veterinario, por lo que toda su familia ayudará para cumplirlo, es que él ama a los animales.
"Desde chiquito quería cuidar desde un pollito hasta un caballo. A las palomas les lavaba los picos. Tenemos una perrita que le agarró moquillo nervioso y le dio como una parálisis, pero por cómo la cuida, la perrita empezó a mejorar y está muy bien", aseguró Giménez, con una emoción notable en su rostro. Y es porque hoy en día, "Santi" está recuperado y es un triunfo para la familia verlo sonreír. Es que en el joven se trabajó tanto a nivel mental, como en lo físico con las patologías más complejas y verlo ahora cómo se encuentra y el avance que se va visibilizando, es loable.
Así, desde este año está integrado al Club Luján y a la mañana va a la Unju.
"Hasta que Dios me dé vida, voy a estar al lado de él. Por eso estoy agradecida siempre a Dios porque se abrieron las oportunidades", indicó. Y uno de esos caminos bendecidos fue en dirección al Club Deportivo Luján, donde él se siente contenido. "Él desayuna y sale. Es un logro que se integre con otros chicos. Mientras él esté contento y se sienta así por los 'profes', es lo que importa. Pueden ser de distintas patologías pero el fin es que los chicos se sientan felices", aseguró.
Mientras que con gran felicidad, "Santi" sumó su voz y compartió que vivió un mes de septiembre muy lindo. "Me presenté para el 'Chico 1.000', representando a Luján y me gustó estar en la fiesta. Me puse un traje y una corona", aseguró, sin olvidar remarcar que le encanta el reino animal y la interacción con otros pares. "Mi mejor amigo se llama Martín y él está feliz por mí. También me gusta ver la vida de los animales y la historia en la tele de casa", expresó tiernamente.