Como en la conocida fábula de la rana en la olla, Argentina parece estar siendo cocinada lentamente sin darse cuenta del peligro que se acerca. Esta olla fue encendida cuando Javier Milei comenzó a instalar en la sociedad argentina la idea de que la "casta política" eran solo unos pocos políticos adinerados que vivían alejados del pueblo. Sin embargo, detrás de este relato populista se oculta una realidad muy diferente: la verdadera casta afectada por sus políticas son, precisamente, los millones de argentinos de clase media y baja, quienes hoy ven cómo su salario se desintegra silenciosamente.
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Como en la conocida fábula de la rana en la olla, Argentina parece estar siendo cocinada lentamente sin darse cuenta del peligro que se acerca. Esta olla fue encendida cuando Javier Milei comenzó a instalar en la sociedad argentina la idea de que la "casta política" eran solo unos pocos políticos adinerados que vivían alejados del pueblo. Sin embargo, detrás de este relato populista se oculta una realidad muy diferente: la verdadera casta afectada por sus políticas son, precisamente, los millones de argentinos de clase media y baja, quienes hoy ven cómo su salario se desintegra silenciosamente.
Milei llegó al poder acusando a otros de pertenecer a una élite, pero sus políticas están generando exactamente lo contrario a lo prometido. La dolarización, presentada como una solución mágica, amenaza con eliminar definitivamente cualquier autonomía económica, perjudicando gravemente a la mayoría de la población. Hoy, con salarios licuados por la inflación y ajustes continuos, es la clase media y los sectores más humildes los que están pagando los costos más altos.
Reducir salarios
La estrategia del Presidente para combatir la inflación parece centrarse en la reducción de salarios y el consumo. Aunque la inflación "ha disminuido", el costo ha sido una caída significativa en el poder adquisitivo de los trabajadores. Esta cifra, aunque superior a la de años anteriores, aún es baja en comparación con otros países de la región. En términos generales, los salarios argentinos convertidos a dólares se han reducido a niveles preocupantes, deteriorando significativamente el poder adquisitivo y las condiciones de vida.
El discurso oficial insiste en tratar al Estado como una empresa que debe dar ganancias, ignorando que la verdadera función del Estado es llegar allí donde el mercado privado no tiene interés alguno por falta de rentabilidad. ¿Acaso es rentable instalar comunicaciones en comunidades remotas, o garantizar conectividad en escuelas rurales? Allí es donde debe actuar un Estado presente, garantizando derechos, no solo calculando rentabilidades.
Voces importantes alrededor del mundo ya han advertido sobre el peligro de este rumbo. El canciller alemán Friedrich Merz alertó claramente que estas políticas dejan a la gente en "incertidumbre y desamparo". Incluso el papa Francisco, preocupado por el discurso y los métodos utilizados por Milei, advirtió sobre la "violencia verbal y física" ejercida, calificándola como "la cola del diablo".
Por otro lado, mientras Milei hablaba de terminar con la corrupción y la casta, hoy enfrenta escándalos dentro de su propio gobierno, como el caso del "criptogate", que involucra directamente a su círculo cercano. La renuncia reciente de funcionarios implicados en tráfico de influencias vinculados a su propia hermana contradice aquel discurso inicial de transparencia y renovación política.
Mientras tanto, se implementan medidas que benefician a sectores de altos ingresos, como la eliminación de impuestos a vehículos de lujo y la apertura de mercados exteriores sin aranceles, lo que podría perjudicar a la industria nacional y a las pequeñas y medianas empresas. Estas políticas parecen favorecer a una minoría privilegiada, dejando a la mayoría de los argentinos en una situación de vulnerabilidad.
Dependencia del FMI
También preocupa la renovada dependencia del FMI. Milei, que criticó ferozmente los endeudamientos previos con el organismo, ahora, a través de su ministro Luis Caputo –quien ya nos endeudó con bonos a 100 años–, busca nuevos préstamos hipotecando aún más el futuro de los argentinos. ¿Hasta cuándo podrá sostenerse este modelo que ya muestra claros signos de agotamiento?
El relato de Milei comenzó definiendo a la "casta" como un pequeño grupo privilegiado, pero la realidad nos muestra que la verdadera víctima de sus políticas es la mayoría trabajadora, esa clase media y baja que día a día ve diluirse sus sueños y proyectos. El peligro, como en la fábula, es que nos demos cuenta demasiado tarde de que ya no hay forma de saltar fuera de la olla.