La semana pasada, la imagen de un oso polar con una botella de plástico azul dio la vuelta al mundo y nos pegó una cachetada de realidad. Me recordó que hace unos meses vi el video de una tortuga marina luchando con una red enrollada a su cuerpo. Las imágenes son arrolladoras, tristes, angustiantes. ¿Las vemos?, ¿o las evitamos? ¿Nos causa algún sentimiento de culpa? No lo sé, el ser humano tiene esa capacidad de obviar y abstraerse de la realidad que nos rodea, hacemos oídos sordos, nos tapamos los ojos y seguimos como si nada pasara, con la excusa de que tenemos otros problemas más urgentes para ocuparnos. Lamento espabilarlos, mis queridos lectores. Estamos equivocados, y debemos corregirnos. Nuestro planeta nos exige un cambio inmediato, la madre naturaleza, la Pachamama (como cada uno quiera nombrarla), está exigiendo a gritos que la cuidemos, que dejemos de azotarla y maltratarla, porque al final de cuentas no solo ella es la perjudicada, somos todos.
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La semana pasada, la imagen de un oso polar con una botella de plástico azul dio la vuelta al mundo y nos pegó una cachetada de realidad. Me recordó que hace unos meses vi el video de una tortuga marina luchando con una red enrollada a su cuerpo. Las imágenes son arrolladoras, tristes, angustiantes. ¿Las vemos?, ¿o las evitamos? ¿Nos causa algún sentimiento de culpa? No lo sé, el ser humano tiene esa capacidad de obviar y abstraerse de la realidad que nos rodea, hacemos oídos sordos, nos tapamos los ojos y seguimos como si nada pasara, con la excusa de que tenemos otros problemas más urgentes para ocuparnos. Lamento espabilarlos, mis queridos lectores. Estamos equivocados, y debemos corregirnos. Nuestro planeta nos exige un cambio inmediato, la madre naturaleza, la Pachamama (como cada uno quiera nombrarla), está exigiendo a gritos que la cuidemos, que dejemos de azotarla y maltratarla, porque al final de cuentas no solo ella es la perjudicada, somos todos.
Claro que el ejemplo del oso polar y de la tortuga marina quedan muy lejos de la realidad de Jujuy, Santiago del Estero o La Rioja. Pero, ¿creen que estamos exentos de esas situaciones? Una larga cadena de errores se entrelaza a la hora de buscar responsables de los desastres ecológicos que estamos sufriendo. La ausencia de medidas del gobierno, la falta de educación, la irresponsabilidad de las empresas que contaminan con sus desechos el suelo, las aguas, el aire. Es cierto que no podemos controlar todos estos temas, pero hay algo que sí podemos hacer aquí y ahora, sin excusas, en nuestras casas, escuelas y barrios. La imprescindible regla de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. No se necesita nada más que una decisión. En vez de tirar toda nuestra basura en un mismo tacho, separamos en bolsas los cartones de los vidrios, los plásticos, de los restos de comida. ¿Alguna duda? Preguntemos a nuestros niños, que ellos aprenden esto muy bien en el colegio, y son grandes maestros. ¿Más dudas? Preguntemos al señor Google, que todo lo sabe, ya que estamos todo el día con el teléfono en las manos.
La acción de cada uno de nosotros es imprescindible, urgente, impostergable. ¿No estamos cansados de vivir en medio de basurales, malos olores, aire contaminado? Hagamos ese cambio que tanto necesitamos, por nosotros, por nuestros hijos y nietos. Y luego, con la conciencia limpia, exijamos a nuestros gobernantes que adopten las mismas medidas de reciclaje, creando además nuevas fuentes de trabajo. Una empresa argentina confecciona bolsas, carteras y mantas con las bolsas de leche y yogur recicladas; las tapitas de las botellas PET, ya saben: para el hospital Garrahan.
Con muy poca inversión, se pueden instalar fábricas de reciclado de plásticos que los conviertan en bancos de plaza, juegos para parques, carpetas para el colegio o contenedores de basura. No esperemos que todo lo hagan los demás, seamos protagonistas de este gran cambio. Por fortuna, hay muchísima gente que trabaja desde hace años a favor del medio ambiente, de las especies en extinción. El mes pasado un oso hormiguero gigante, hermoso, cruzaba un camino en el Impenetrable, Chaco, y la noticia se celebró en todos los medios proteccionistas, como un gran triunfo en la lucha por la conservación de las especies en peligro de extinción.
Por primera vez en la historia de nuestro país, un tatú carreta macho será monitoreado con fines de estudio y conservación. Al yaguareté, ese felino fabuloso que habita en nuestras selvas del norte argentino, se lo ha visto en repetidas ocasiones en zonas protegidas, reconociendo su hábitat, reconquistando sus terrenos. Ojalá estas historias se multipliquen en todas partes del mundo. ¿No les parece, además de imprescindible, bonito? No dejemos pasar ni un día más, empecemos hoy, ahora, a cambiar nuestras malas prácticas y a cuidar este grandioso planeta.