Otro año se termina, otra vuelta al sol, otro giro circular del tiempo. Y al segundo siguiente, empezaremos uno nuevo, con páginas nuevitas, en blanco. Me recuerda a cuando empezamos a escribir nuestras agendas de papel (algunos todavía amamos la hoja escrita a mano), la alegría que produce el olor a cuaderno nuevo, a imprenta, a días por venir. Algunas familias mantenemos la costumbre de detenernos a pensar, evaluar el año que se termina, y luego proponernos metas para el siguiente.
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Otro año se termina, otra vuelta al sol, otro giro circular del tiempo. Y al segundo siguiente, empezaremos uno nuevo, con páginas nuevitas, en blanco. Me recuerda a cuando empezamos a escribir nuestras agendas de papel (algunos todavía amamos la hoja escrita a mano), la alegría que produce el olor a cuaderno nuevo, a imprenta, a días por venir. Algunas familias mantenemos la costumbre de detenernos a pensar, evaluar el año que se termina, y luego proponernos metas para el siguiente.
El 2024 vino movidito. Argentina estrenó un presidente con peinado chistoso, cara de loco, que canta rock y espera poner en práctica "la receta" que nos solucionará todos los problemas. Ojalá, Dios quiera. El pueblo lo eligió, el pueblo se puede equivocar feo, ya lo sabemos, pero capaz, a lo mejor, con viento a favor, ¿funcione? Ya veremos. Mientras tanto: a cruzar los dedos.
Según la cultura china, este fue el año del dragón, una criatura llena de fuerza y vitalidad, aunque con temperamento fuerte y reactivo. Por ello, los años del dragón suelen ser tan temidos como admirados en China. Será por eso, o porque el hombre no deja de superarse a sí mismo en brutalidad y egoísmo, empezamos el año con dos guerras increíblemente sangrientas: la de Rusia-Ucrania y la de Israel-Hamas. Evidentemente, como humanidad, no hemos aprendido nada.
Las inundaciones en el litoral son tan recurrentes, que ya dejan de sorprendernos. La cantidad de damnificados entre marzo y mayo sobrepasó con creces a la de años anteriores. Miles de familias quedaron sin hogar, otra vez el agua se llevó lo poco o mucho que tenían, y otra vez la solidaridad de la gente, salió al rescate.
El 13 de junio, un niño de cuatro años, Loan, desapareció en Corrientes y nos partió el corazón. Aún no aparece, y nos aterroriza pensar que en nuestras tierras se manejen estas horrorosas redes de trata de personas.
A mitad de año recibimos una alegría hermosa, disfrutamos de la Copa América de fútbol en Estados Unidos, que nuevamente Argentina ganó con Messi y la Scaloneta. ¡Qué lindo que es ganar! Luego vinieron los juegos olímpicos en París, donde descubrimos a José "Maligno" Torres quien obtuvo la única medalla de oro para la Argentina en la categoría de BMX parque estilo libre. ¡Y yo pensaba que BMX era una marca de zapatillas! Fue una linda alegría, una perla en medio del enorme océano de preocupaciones.
Lamentablemente, septiembre nos pegó su acostumbrado cachetazo anual con los incendios imparables en las provincias de Córdoba y San Luis. Según los datos oficiales del gobierno, se registraron 148.678 hectáreas afectadas en ambas provincias. Esto sin contar los demás incendios, como el de la Patagonia a inicios de este año. Seguimos sin aprender.
Mientras tanto, el mundillo de la farándula nos tuvo bastante entretenidos. Mirtha Legrand sigue tan vivita y saludable como hace veinte años, Wanda Nara se separó, y se puso de novia con L-gante y su dentadura renovada, Milei se separó de Fátima Flores, y encontró novia ochentosa, Pampita se separó y encontró nuevo novio del ambiente del casipolo. La China anduvo husmeando entre variopintos rumores, y tuvo el tupé de escribirle a nuestro changuito recién salido del cascarón: Franquito Colapinto, y anduvieron de parranda por las calles de Madrid. ¡Qué chinita linda! ¿Qué habrá dicho la madre del pequeño? Morimos por saber.
De la inseguridad y el monstruoso flagelo creciente de la droga en la Argentina, como no soy experta, sólo diré que es una tristeza enorme, desearía que fuera una pesadilla, algo que se termina cuando nos despertamos en la mañana y antes de nuestro primer café. Lástima que no es así.
Pero los argentinos somos resilientes, aguantadores y sumamente creativos. No nos dejamos caer, seguimos teniendo esperanzas y apostamos por un futuro mejor.
Sigamos insistiendo, reclamando que el nivel de educación se mantenga de primera calidad, que surjan nuevas oportunidades laborales, que el docente y el médico cobren más y mejor, que los niños puedan jugar en el parque sin preocupaciones, que los abuelos cobren jubilaciones dignas, que se sientan seguros en sus casas. Exijamos que se cumplan las leyes, de manera pareja para todos, que las fuerzas de seguridad sean idóneas, que estén bien preparados y que tengan los elementos necesarios para cumplir con su trabajo. Tenemos un hermoso país, un próspero futuro por delante, no lo dejemos caer.
Ahora bien, la responsabilidad individual es intransferible, los cambios deben empezar por casa, en cada uno, en nuestras familias, comunidades, y provincias. Fomentemos el esfuerzo en los niños, el cuidado del medio ambiente, el cuidado de nuestra salud. Pongamos nuevamente de moda la cultura del trabajo.
Sí, la tarea es monumental, pero visto desde lo individual, si se reproduce a escala, pronto veremos cambios, y valdrá la pena. Seguramente que sí. Por eso, gente linda, brindemos en estas fiestas, por todo lo bueno que vendrá, por esas páginas en blanco que llenaremos con buenas nuevas y en vistas a la tan ansiada prosperidad.
¡Salud y felices fiestas!
(En lo personal, gracias infinitas al diario El Tribuno de Jujuy por permitirme ser parte de esta comunidad, por ofrecerme el espacio para compartir mis escritos, por su generosidad y respeto. Ya son 35 semanas juntos, 35 columnas, y vamos por más).
