Por Augusto Berengan
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Por Augusto Berengan
(colaboración especial)
Advertencia
Tengo una sospecha bastante fundada y es que en los países llamados del primer mundo o -desarrollados- de lo que a continuación he de referirme, no se habla. Tampoco se evita el tema, ni se soslaya y al respecto esto es así porqué simplemente, lo dan por sobre entendido. Infiero que si alguna vez se plantearon este desvelo del cual me hago cargo, el haber superado tal instancia es que, para los mismos, se vuelve poco menos que ocioso, hablar del tema. Algo que dada su condición y habiendo dejado atrás la instancia del sub desarrollo, consideran que ello está implícito en sus credos y en su condición de ciudadanos, de dichas naciones. Significa entonces que, por estas latitudes de esto, si se habla. A propósito, me viene a la memoria la frase de Atahualpa Yupanqui cuando alguien, dando muestras de ser reiteradamente verborrágico sobre un hecho puntual y el cual quería ensalzar, Don Ata le recriminaba:
- "Oiga paisano, usted va bien pa' político… habla mucho de lo que quiere vender" -
Porqué si hay algo que a algunos -no todos- políticos y funcionarios de este suelo les encanta, es hacer mención a la Patria. El término por supuesto va inserto en el discurso, que por sí mismo y al contrario de lo que promete o decide implica un despropósito, un solapado e inconfesable proyecto el cual y, en suma, va a contrapelo de los intereses de las mayorías. Dicho esto, de lo que hablaré a continuación tal vez, quede justificada. Porqué no cabe duda que los argentinos somos sub desarrollados y no, un país "en vías de desarrollo", término al cual suele recurrirse cuando se pretende edulcorar nuestra condición de tal. "En vías de desarrollo…, toda una falacia si las hay. Por todo ello y paradojalmente, he de referirme a "Patria y folclore". Y como un implícito sub tema, "El amor a la patria".
Sobre el tema en específico
No considero posible referirnos a un Folclore, expresar un Folklore a través de la Música, la Gastronomía, los Textiles, la Cerámica, La Platería, artesanías en cuero y demás manifestaciones de la creatividad, emanada de los pueblos y transmitidas estas -casi siempre por tradición oral-, sin ser parte de un territorio o de una geografía y su paisaje, dados. Sobre el término Folclore, podríamos arrimar una definición de las muchas al respecto y sería aquello que el pueblo aprende sin que nadie se lo enseñe. Nuestro Escritor y Educador: Ricardo Rojas ya decía: "Nuestra patria tiene tres grandes misterios poéticos a saber: el misterio de los cerros y los altos valles, el misterio de las selvas y sus ríos, el misterio de la pampa y su llanura infinita". Dichos misterios poéticos al decir de Don Ricardo Rojas, no se conciben sin la presencia del hombre -como especie- como parte de ese paisaje. Esta condición quiero decir, del hombre contenido por su paisaje, se opone totalmente a la del hombre inmerso en las grandes ciudades, estas, por el contrario, todo lo uniformizan e igualan. Por ello, la originalidad emanada de los pueblos y aldeas, sus regionalismos idiomáticos, su creatividad vislumbrada a partir de los materiales que la tierra provee generosamente, no se la encuentra como ya dijera, en las ciudades. Allí, el hombre mira al suelo y lo que hallas es asfalto y muros de cemento, apenas. Estas últimas -digo- ya podríamos categorizarlas como agentes zonales de la globalización y en dicho enclave, las particularidades son casi siempre abortadas por los designios emanados desde el palo más alto del gallinero universal. De ahí entonces que los hispanos americanos debemos y tenemos la posibilidad de defender y poner en valor, nuestras costumbres, nuestras raíces, nuestras familias eso tan invalorable e imprescindible para así, lograr pararnos en ese lugar al cual llamamos Patria. Precisamente quienes sentimos nuestro, este pedazo de suelo llamado Patria y aún bajo las circunstancias adversas que los gobiernos de turno nos infieran, nos place situamos a las antípodas de aquellos compatriotas que se autodenominan: ciudadanos del mundo. Pobre de aquel quien no tenga un lugar donde regresar, donde volver a abrazarse con sus seres queridos. Por eso -repito- Patria y Folclore es el gran hermanamiento que se torna imprescindible, para poder expresarnos a través de nuestros pueblos y decir presente, en el concierto de las naciones del mundo. En consecuencia y de lograr su cometido la tan mentada globalización, es decir, el fin de los estados nación en pos de un gobierno anónimo, universal e incorpóreo estaríamos ante el fin de puntos de encuentro, amistades e intercambios de todo tipo, entre los actuales países, sean estos o no, limítrofes o intercontinentales. Así y a partir de sus arbitrios y designios, nos veríamos despojados de una bandera, un himno y aún más, de ese contorno tan familiar y querido desde el cual, vemos representado a través de un mapa, la anatomía de nuestra Argentina.
Mucho de nuestra memoria colectiva, correría un serio peligro de desaparecer en el transcurrir de próximas generaciones y todo aquello que, como sucesivos mojones históricos, nos fuera conduciendo a nuestra bien amada Independencia, quedaría fatalmente condenado a un poderoso, enigmático y perverso silencio.