Marcelo Tolaba es artista plástico, autodidacta y se convirtió, con el tiempo, en un referente de su estilo de creación. Pertenece al grupo de artistas visuales "Viento Norte de Jujuy" y a un colectivo de artistas que realizan máscaras.
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Marcelo Tolaba es artista plástico, autodidacta y se convirtió, con el tiempo, en un referente de su estilo de creación. Pertenece al grupo de artistas visuales "Viento Norte de Jujuy" y a un colectivo de artistas que realizan máscaras.
Hasta el 30 de septiembre, presenta "Criaturas" en el Centro de Arte Joven Andino.
El Tribuno visitó la obra y conversó con el artista.
¿Qué se muestra en "Criaturas"?
Esta muestra refleja parte de lo que fuimos, con lo que crecimos, lo que venimos acarreando en forma de experiencia, sabiduría ancestral, lecturas, cosmovisión propia, todo eso está plasmado.
¿Qué técnicas trabajaste?
Reciclado, tanto natural como desecho humano, trabajados con técnicas mixtas: ensamble, enmasillado, calado, tallado, modelado, pátinas en acrílico, barnices, mezclo todo tipo de pinturas, pátinas naturales con arcillas.
¿Cuál es la respuesta de la gente a esta presentación?
Es conmovedor ver a la gente cuando mira una obra y empieza a decodificar lo que cree que ve y se contrapone con otro que ve otra cosa. Son todas imágenes, ideas del inconsciente surrealista que tengo en este momento. La gente las asocia con películas o lecturas.
¿Cómo te surge una muestra?
"Criaturas" es una continuación de "Entre diablos y demonios" (presentada en julio). Esa muestra venía pensada desde 2006. Cuando la elaboraba, comencé a encontrar formas que no eran diablos, pero sí tenían una "morfología" distinta. Entonces decidí hacer esta creación.
¿Cuál es tu vínculo con lo esotérico?
En los 90 tenía mucha lectura de ocultismo. Tuve mi época donde leía mucho al respecto. Siempre estuve vinculado a la parte precolombina, donde se toma tanto el chamanismo y el respeto a la tierra, a las guacas. Todo fluye de ahí, me quedó. Soy ateo, no creo en Dios ni el Diablo, pero este no deja de ser una criatura interesante que siempre está con nosotros.
¿Cómo convivís con el trabajo artesanal comercial?
Es difícil convivir con eso porque justamente el mercado o el consumo te obligan a realizar cosas vendibles o para un público masivo. Entrar al arte contemporáneo y venderte algo nuevo es difícil. Cuesta que la gente entienda que hay una subcultura o evolución del pensamiento dentro de la cultura por estos tiempos. Por suerte, se modificó un poco durante la pandemia.
En ese tiempo, internet nos facilitó arte de otros lados. Al de afuera se le vende que Jujuy es artesanías, llamas, cerro de 7 Colores y vasijas. El arte va más allá y pega más. Hay que revalorizar a esta generación que está haciendo cosas distintas.
¿Cuál es tu visión de la educación artística?
Tengo contacto con docentes de arte. Expongo con algunos de ellos. Muchos están quedados y no se brindan a estas nuevas propuestas de arte, mientras que hay otros que sí, dejan fluir al alumno. Esa educación más liberadora no condiciona al futuro artista. Al que estudia arte lo educan para que termine ejerciendo la docencia y le queda poco tiempo para la creación. Eso limita.
¿Cuál es tu espacio de encuentro propio?
Mi casa es mi taller, un día es un caos y otro es peor. Es un espacio reducido. Me limité a no hacer tanta variedad de cosas. Mi espacio personal es la biblioteca de mi casa. Ahí es donde pienso y después me traslado a otro espacio donde me siento y comienzo a crear.
¿De dónde parten tus obras?
De los libros. En el período oscurantista de mi vida, consumía bastante literatura. Historia, política, filosofía (estudié filosofía). Después vino el arte. Exponía en ferias artesanales, de ahí nació la primera muestra, en la recova de la catedral.
¿Se puede vivir del arte?
En Jujuy, en un 100% no. Se sobrevive. Vendo, no me voy a quejar, pero además hago cosas utilitarias, que tiene más llegada que esto. Para tener una pieza de arte con el nivel de vida que llevamos, la gente duda. Puede estar muy lindo, pero el bolsillo no da.
¿Qué te da el arte a vos?
El arte me libera, canalizo con el arte. Cuando elaboro me pierdo y no tengo ni espacio ni tiempo, porque cuando me enfoco, hasta dormido pienso y me levanto y sigo haciendo, eso me relaja, me libera y me cambia totalmente.
¿Estás detrás de una máscara?
En realidad, sí. A la vez, todos tenemos máscaras. En la muestra verás que hay una máscara para cada uno, por eso la gente se mete de lleno en esos personajes. Es inentendible eso. Por eso obras que ni a mí me convencían, a la gente les encantaba y hasta la compraban.
La muestra puede visitarse en el Caja, Alvear 534, de lunes a viernes de 9 a 13 y de 16 a 20 y los sábados de 16 a 20.