El trabajo periodístico en la frontera norte es un constante desafío porque justamente al ser una región limítrofe hay situaciones cotidianas las cuales merecen ser contadas. La tarea del corresponsal en La Quiaca, entonces, comienza con una labor de productor, es decir conseguir teléfonos, chequear datos, para corroborar la información.
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El trabajo periodístico en la frontera norte es un constante desafío porque justamente al ser una región limítrofe hay situaciones cotidianas las cuales merecen ser contadas. La tarea del corresponsal en La Quiaca, entonces, comienza con una labor de productor, es decir conseguir teléfonos, chequear datos, para corroborar la información.
Con las redes sociales en auge, también de "movileros", dependiendo de la agenda informativa.
Al ser comunas separadas por un río seco, la gente piensa en todo momento que está siendo observada, no tienen en cuenta que el trabajador de un medio también es una persona social y forma parte del colectivo entre las dos ciudades.
El trabajo del corresponsal, implica enfocarse en el material periodístico para miles de lectores, también historias de vida, conflictos y otros hechos que dejan una huella en la sociedad.
Ser periodista fronterizo, significa conocer; lo que hoy es seguro puede cambiar radicalmente al día siguiente. Lección que aprendió este periodista, porque muchas cosas no son lo que parecen y otras necesitan de una perspectiva y contexto porque detrás de cada historia, hay un conflicto, una rivalidad, tensión, no se puede conformar a todos, pero si escucharlos. Quizás, una pequeña ventaja de residir junto a otro país limítrofe es que cuando hay sucesos internacionales se puede in situ darle cobertura periodística. Durante trece años pertenecer al equipo periodístico del "diario de la gente bien informada", sin dudas es un orgullo personal.
En ese lapso, se cosechan amistades, suceden momentos gratos otros no tantos, y lo más importante es el aprendizaje, volcar en letras situaciones cotidianas, sumado a la demanda que exigen actualmente las redes sociales.
El Tribuno de Jujuy siempre apostó a que nosotros los corresponsales ejerzamos el periodismo con responsabilidad, profesionalismo, capacitación y la mejor universidad para este oficio, la calle. En estos 42 años y nueva normalidad, la confianza del lector desde el interior jujeño sigue intacta porque informamos con objetividad. Por último, voy a permitirme terminar el escrito con un abrazo al cielo para mi padre Mario Beltrán, impulsor de que hoy mi vocación sean los medios y el periodismo.
