"Todo a pulmón", "La vida es bella" y "Manitas unidas" son tres merenderos que asisten no solamente a los niños de sus respectivos barrios, son el corazón mismo que permite que cientos de familias carenciadas cuenten con almas caritativas que sacando fuerzas de flaqueza se pusieron al hombro la inmensa responsabilidad de simplemente "ayudar".
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"Todo a pulmón", "La vida es bella" y "Manitas unidas" son tres merenderos que asisten no solamente a los niños de sus respectivos barrios, son el corazón mismo que permite que cientos de familias carenciadas cuenten con almas caritativas que sacando fuerzas de flaqueza se pusieron al hombro la inmensa responsabilidad de simplemente "ayudar".
En ellos encontramos mujeres y hombres que cada mañana se reinventan con la sola finalidad de que cientos de niños y abuelos -principalmente- puedan encontrarse con una taza de leche chocolatada, mazamorra, el tradicional anchi o un mate cocido que en muchas oportunidades se constituye en la comida única, la mayoría de las veces acompañado de una rodaja de pan francés, un bollo casero o facturas donadas por panaderías que conmovidas concurren en auxilio de estos seres anónimos, pero grandes héroes, que muy pocas veces son conocidos.
Estas organizaciones inician sus actividades por lo general al aire libre y de a poco van creciendo, impulsados o más bien "obligados" por las circunstancias y así es como el patio de una casa particular se convierte en un improvisado "comedor" donde se funden las voces de los niños que con sus caritas tiznadas de estar jugando o sus cachetes rojos por correr o saltar, plenos de alegría esperan su porción.
"Todo a pulmón"
Delia Vargas y un grupo de mamás del barrio 16 de Mayo hace cuatro años y cuatro meses iniciaron la maravillosa tarea de contener a unos 30 niños, hoy son cerca de 300, los que concurren de lunes a viernes a recibir su merienda en horas de la tarde.
Junto a Delia Vargas está Ana Torres quien se desempeña como la mano derecha y junto a estas dos incansables mujeres: Natalia Bravo y sus hermanas Cintia, Paola, Micaela y Guadalupe; acompañadas de Rosa Gamboa y Rosa Mamaní.
"Pareciera que somos muchas, pero hoy que asistimos no sólo a los niños sino también a varios abuelos y personas discapacitadas, se hace muy difícil, no nos alcanzan las manos para atender a quienes cada tarde llegan con sus jarras para llevar la merienda a la casa", indicó Delia, agregando que "la verdad que bien no sabemos a cuántas personas asistimos cada jornada".
Rifas, venta de ropa y calzado a bajo precio que son donaciones de familias jujeñas que llegan hasta la avenida Puerto Argentino para aportar su ayuda y colaboración; son una fuente de ingresos.
"Son pocos los pesos que se recaudan pero son bienvenidos porque nos ayudan con la compra de insumos como leche, cacao, yerba mate, azúcar, anchi y todo lo necesario para poder brindarles una merienda", acota Delia Vargas sin dejar de atender la demanda de sus "hijitos" como a ella les gusta llamarlos.
Hoy pese a las dificultades financieras, pero gracias al aporte de anónimos benefactores, el salón de usos múltiples es una realidad, ya lograron levantar las paredes y el techo, y esperan que antes de cumplir los cinco años ese lugar esté terminado.
"Manitas unidas"
El merendero "Manitas unidas" está ubicado en un sector del barrio Tupac Amaru y abrió sus puertas hace tres años y medio con Silvia Herrera Menacho, Ester Brenda Méndez, Irma Martínez y Rosario Chaile. Se inició con alrededor de cien personas a las que asisten, con un total de 80 niños, entre ellos hay pequeños con discapacidad y enfermos, mamás solteras y adultos mayores con problemas de salud.
Abren martes, jueves, viernes y sábado. Los viernes realizan juegos recreativos, talleres y les dan una merienda. Los otros días les brindan un rico almuerzo. Realizan diversas actividades como ser talleres literarios, cuentos, juegos, les brindan clases de apoyo y los ayudan con las tareas.
"La vida es bella"
De reciente creación en el extremo sur de Punta Diamante, un grupo de vecinos se deleita con la noble tarea que emprendieron hace unos cinco meses atrás cuando frente a la necesidad de brindar contención y alimentos en un pequeño garaje ubicado en Amatista esquina Zafiro y después de realizar un improvisado censo, decidieron abrir una vez a la semana, los miércoles, para proveer de una merienda a ese pequeño grupito que espera ansioso la llegada de ese día.
Como sus "colegas" de los otros merenderos que no cuentan con subsidios, sino con el gesto desinteresado de amigos que las acompañan, Gloria Beatriz Valdiviezo acompañada y apoyada por Etel Martínez, Yamila García y Daniel Martínez hoy se encuentran trabajando para recaudar fondos que destinarán a la compra de insumos necesarios para brindarles contención a niños, abuelos y personas con discapacidad.