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Laberintos Humanos: El litigio

Sabado, 05 de septiembre de 2020 01:00

Prudencio Creso seguía respetando la sabiduría de Bautisto Solón pese a que le dijera que eran más felices esos dos hombres modestos, Humínedes Pisca y PeriandroTolaba. Hay famas que son difíciles de destejer, como la de aquella vedette que se creía tan bella a los ochenta como a los veinte. Una mujer anciana puede seguir siendo bella, dijo el padrecito pero Pierre Donadou Quispe sólo asintió: sí, puede ser, dijo y luego agregó que todos sabíamos a qué se refería.

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Prudencio Creso seguía respetando la sabiduría de Bautisto Solón pese a que le dijera que eran más felices esos dos hombres modestos, Humínedes Pisca y PeriandroTolaba. Hay famas que son difíciles de destejer, como la de aquella vedette que se creía tan bella a los ochenta como a los veinte. Una mujer anciana puede seguir siendo bella, dijo el padrecito pero Pierre Donadou Quispe sólo asintió: sí, puede ser, dijo y luego agregó que todos sabíamos a qué se refería.

No discutamos ese punto sino mejor sigamos con la historia. Resulta que don Creso tenía un litigio con su vecino por unas aguadas que ambos pretendían como propias. Cosas de gente rica, porque la verdad es que tenían aguadas como para embotellar y vender, agregó cuando el comisario Pierro comentó que la gente es rica cuando es ambiciosa. Puede ser, dijo Pierre Donadou creyendo ya que era el sol que, amaneciendo, andaba disolviendo la atención de los presentes.

Su vecino, don Armando Ciro, era tan opulento como él y acababa de mandarle una carta documento argumentando sus pretensiones. Vea, don Solón, le dijo tendiéndole el papel lleno de letritas pequeñas que citaban artículos e incisos para él incomprensibles. ¿Usted quiere mi opinión?, le preguntó el sabio. Por eso se lo muestro, dijo Creso y entonces Bautisto Solón dejó de lado el documento, sacó de la chuspa unas hojitas de coca y las arrojó sobre el mantel para comprender la suerte que se abría con aquella disputa entre dos de los terratenientes más poderosos de la zona. Luego alzó los ojos.

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