14°
27 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos Humanos: El ermitaño

Jueves, 23 de julio de 2020 01:03

Sin duda que tenía relación con lo que acababa de contar. La relación entre los temas tiene menos que ver con el tema que con la persona que lo considera, y así el padrecito creyó que venía a cuento aportar con la historia de ese ermitaño que vivía junto a una vertiente. Los ermitaños, nos dijo, suelen tener fama de santos aunque no siempre lo sean.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Sin duda que tenía relación con lo que acababa de contar. La relación entre los temas tiene menos que ver con el tema que con la persona que lo considera, y así el padrecito creyó que venía a cuento aportar con la historia de ese ermitaño que vivía junto a una vertiente. Los ermitaños, nos dijo, suelen tener fama de santos aunque no siempre lo sean.

Este caso, siguió diciendo, podía ser diferente. De los que se llegaban a visitarlo, algunos no regresaban más y se quedaban vagando por aquellos parajes yermos. Otros regresaban para sembrar la mala fama de la locura. Aún recuerdo a esa madre que se llegó a la sacristía para señalar al ermitaño: bien sanito que fue a visitarlo mi hijo y así es como me lo devolvió. Los santos están para mejorar a la gente, le dijo el obispo cuando el párroco fue a consultarlo.

Yo que usted voy a ver de qué se trata, le ordenó y entonces, nos contaba el padrecito, armé mi mochila con lo poco necesario y salí antes del aclarecer, que es la mejor hora de andar cerros. Anduve hasta que sentí que alguien tiraba piedras a mi camino. Pensé que podía tratarse de uno de esos sayales que deshacen el faldeo hacia el barranco, algunas cabras a las que les costaba trepar o el mero sudor de la montaña, pero por las dudas me persigné porque en esos parajes aislados suelen brotar los espantos. Davueltando antes de descender, fue que descubrí a ese pobre hombre que me miró con ojos desencajados, me tironeó de la manga y me suplicó que no siguiera mi camino hacia la vertiente del ermitaño.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD