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28 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Laberintos Humanos: Molinos de viento

Sabado, 13 de junio de 2020 01:00

Pierre nos contaba esa escena risueña y dolorosa de don Quijote, con sus pobres armas, arrodillado ante la bella Dulcinea del Toboso y los vecinos riéndose. Pero, ¿de qué se reían?, quiso saber Blanca y Pierre Donadou le explicó que será de envidia, porque pocos eran capaces de vivir un amor igual.

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Pierre nos contaba esa escena risueña y dolorosa de don Quijote, con sus pobres armas, arrodillado ante la bella Dulcinea del Toboso y los vecinos riéndose. Pero, ¿de qué se reían?, quiso saber Blanca y Pierre Donadou le explicó que será de envidia, porque pocos eran capaces de vivir un amor igual.

Podría haberlo disfrutado también la Dulcinea, que a ella estaba dirigido y ella misma lo había solicitado cuando, con un suspiro, dejó escuchar que necesitaba un héroe, pero he ahí la historia que no cuenta Cervantes. Me han asegurado alguna vez que la verdadera es que la muchacha tuvo vergüenza de su caballero.

No importan los detalles, que son más o menos de mal gusto, nos siguió contando, pero buscó la forma de sacárselo de encima. Y las damas suelen ser muy expresivas y filosas cuando buscan despachar a un hombre, así que el caballero alzó su rodilla del suelo, miró en derredor con gesto altanero que ocultaba su mal momento y vio a lo lejos los molinos de viento.

Ni la locura que se le pretende a don Quijote, dijo Pierre Donadou Quispe, nos va a hacer creer que los confundió con gigantes. En todo caso estaba loco, no es que fuera miope, pero lo que en realidad quiso es dar una pelea imposible, una tal que la derrota no lo disminuyera y que, de paso, lo ayudara a salir del paso.

Así que allí fue con su lanza y su coraza para que las astas del molino lo derribaran, y Cervantes escribiera ese libro de tan larga fama en el que el caballero es un loco cincuentón y la dama una porqueriza llamada Alfonsa Lorenza.

 

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