¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

17°
28 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

Laberintos Humanos: Manos tibias

Jueves, 28 de mayo de 2020 01:02

El padrecito nos dijo que nadie de los que la acusaban pensaba que acaso esa bailarina del atrio pudiera ser un alma que merecía compasión, cuando lo cierto es que no era ese el caso. Una nochecita, cuando ya pasó la misa y los feligreses lo dejaron solo, entreabrió la puerta de la sacristía para tratar de llegar al fondo del asunto. Lo cierto es que abrió la puerta justo en el momento en el que ella daba una de sus cabriolas, se detuvo casi en el aire y trastabilló. Las almas no trastabillan, lo interrumpió Blanca, ¿o sí? Eso es lo primero que pensé, dijo el religioso, le tendí una mano para que no se callera y ella sonrió como si descubriera, igual que yo, que sus manos eran tibias.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

El padrecito nos dijo que nadie de los que la acusaban pensaba que acaso esa bailarina del atrio pudiera ser un alma que merecía compasión, cuando lo cierto es que no era ese el caso. Una nochecita, cuando ya pasó la misa y los feligreses lo dejaron solo, entreabrió la puerta de la sacristía para tratar de llegar al fondo del asunto. Lo cierto es que abrió la puerta justo en el momento en el que ella daba una de sus cabriolas, se detuvo casi en el aire y trastabilló. Las almas no trastabillan, lo interrumpió Blanca, ¿o sí? Eso es lo primero que pensé, dijo el religioso, le tendí una mano para que no se callera y ella sonrió como si descubriera, igual que yo, que sus manos eran tibias.

¿Y usted cree que los sueños pueden serlo?, quiso saber, intrigado, el comisario Pierro, recordando a la fotógrafa que le había asegurado que esas bailarinas quedaban en el día escapando de sus sueños. No lo sé, dijo el curita ya pálido porque estaba por confesarnos que, en los ojos de la bailarina, reconocía exactamente los mismos que los de la fotógrafa. Ustedes comprenderán que ya no supe qué hacer.

La fotógrafa me había dicho que sabía que una de las bailarinas era ella misma, y que desde niña no había vuelto a bailar, y yo no terminaba de entender si eran la misma, como empezaba a creer, o era realmente un sueño suyo, como me dijo. ¿Le estaría tomando el pelo?, sospechó Donadou Quispe. ¿Acaso volvía para seducirlo?, quiso saber Blanca. ¿Y por qué no pudo ser verdad lo que le dijo la fotógrafa?, señaló el comisario Pierro.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD