El hombrecito de brazos largos y cabeza aperada de que nos hablaba el comisario Pierro en su audio, descendió de la salchipapa gigante, se le acercó, le puso la mano en el pecho y le empezó a hablar en nuestro idioma. Creo que me estaba escaneando, dijo, por eso será que le entendí. Y entonces me dijo que era incapaz de entender a los seres humanos, suerte de animales para ellos inferiores, que somos incapaces de cuidar el lugar donde vivimos y apenas si nos respetamos entre nosotros.
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El hombrecito de brazos largos y cabeza aperada de que nos hablaba el comisario Pierro en su audio, descendió de la salchipapa gigante, se le acercó, le puso la mano en el pecho y le empezó a hablar en nuestro idioma. Creo que me estaba escaneando, dijo, por eso será que le entendí. Y entonces me dijo que era incapaz de entender a los seres humanos, suerte de animales para ellos inferiores, que somos incapaces de cuidar el lugar donde vivimos y apenas si nos respetamos entre nosotros.
¿Cuánto piensan sobrevivir si se la pasan cortando los bosques, mal usando el agua o peleando esas guerras en las que se matan, unos a otros, sin que haya una razón que lo justifique? Sería, siguió diciéndole el extraterrestre a Pierro, como si se les diera por cortarse partes de si mismos, y el comisario nos explicó que podía estar de acuerdo con lo que escuchaba, pero que le caía mal que se lo dijera un extraño, así que intentó defendernos explicándole esas cosas de las distintas patrias y de los distintos intereses y razones, que a veces resultan irreconciliables.
¿Y no pueden solucionar el tema de otra forma más racional?, lo interrumpió el hombrecito. Para nosotros, antes que nada están la vida y el planeta, así que los conflictos tratamos de resolverlos de otro modo, dijo y Pierro nos confesó que sintió un poco de vergüenza de sus argumentos. Y eso, dijo el extraterrestre, que en otras cosas los veo casi tan inteligentes y sensibles como cualquier otro ser del universo. Por eso le digo que no logro comprenderlos.