La capital jujeña podría tener un desenlace diferente que en los últimos años, donde el desgate de la gestión empezó a sentirse y una oposición nueva y reformada amenaza con quedarse con algunas bancas en el Concejo Deliberante.
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La capital jujeña podría tener un desenlace diferente que en los últimos años, donde el desgate de la gestión empezó a sentirse y una oposición nueva y reformada amenaza con quedarse con algunas bancas en el Concejo Deliberante.
El oficialismo pone en juego cuatro bancas, presentándose un panorama bastante difícil para poder retener todas y seguir con la mayoría absoluta en el concejo. La elección del 2015 se llegó con mucho impulso y con aires de cambio en toda la provincia, por eso se entiende el arrastre que hubo, pero ahora la realidad es diferente y muy difícil poder igualar esa marca.
Con una elección casi polarizada con el Frente Justicialista en San Salvador de Jujuy, sumado a la posibilidad de que la izquierda vuelva a sumar bancas, el escenario del oficialismo sería perder el control en el Concejo Deliberante y volver a las viejas épocas de negociar las ordenanzas.
El principal obstáculo del oficialismo es el desgaste de la gestión de 12 años, sumado a la crisis económica que afecta de lleno al bolsillo de los jujeños y la imagen del presidente Macri asociada al oficialismo municipal y provincial.
En caso de no lograr retener las cuatro bancas, será la segunda elección donde la UCR no logra conservar lo conseguido en sus mejores épocas, mostrando que la gente empieza a ver otras posibilidades para votar.
La limitación de esto está en la presencia del Frente Justicialista, quien después de muchos años de ausencia en capital, se muestra como la opción más viable para votar en caso de no estar contento con el oficialismo y arrastrar más bancas que las últimas elecciones donde no logra superar un escaño.
En caso de que el Frente Cambia Jujuy llegué a las tres bancas, perderá la mayoría absoluta y volverán las corridas y las negociaciones para lograr aprobar diferentes ordenanzas.