TILCARA (Corresponsal). Nuestra música popular suele tocarse con motivos festivos y también sabe ser bailable. Cuando se la aborda desde sus intérpretes "cultos", suele estilizarse y buscar más el auditorio, pero días atrás en La Campana Teatral, el circulo pareció cerrarse. Con una formación que podía parecerse a las que a comienzos del siglo pasado ejercían los primeros tangos, hubo un momento de concierto y un cierre carpero.
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TILCARA (Corresponsal). Nuestra música popular suele tocarse con motivos festivos y también sabe ser bailable. Cuando se la aborda desde sus intérpretes "cultos", suele estilizarse y buscar más el auditorio, pero días atrás en La Campana Teatral, el circulo pareció cerrarse. Con una formación que podía parecerse a las que a comienzos del siglo pasado ejercían los primeros tangos, hubo un momento de concierto y un cierre carpero.
Los músicos fueron todos impecables: Camila Vilte en flauta traversa, Federico Gamba en guitarra, Santiago Arias en bandoneón y Facundo Soto en bombo, supieron adaptar melodías de Ricardo Vilca, Egberto Gismonti o Hermeto Pascoal para que tuvieran el sabor del conjunto, acaso con alguna floritura más, en cambio, en las cuecas más tradicionales.
En dúos lo más de la noche, en tríos o solos, el cuarteto buscó un sonido que aunó a la vez la sencillez con el lucimiento instrumental, dejando para los postres el son carpero, que llamó a los bailarines, tanto como para acaso dejar sentado que lo virtuoso no quita lo alegre ni el modo tradicional.
