Hoy se cumplen 28 años del brutal asesinato de María Soledad Morales, que tenía 17 años, en Catamarca. El reclamo que hizo la sociedad con más de 50 Marchas del Silencio exigiendo justicia terminó con el Gobierno de Ramón Saadi.
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Hoy se cumplen 28 años del brutal asesinato de María Soledad Morales, que tenía 17 años, en Catamarca. El reclamo que hizo la sociedad con más de 50 Marchas del Silencio exigiendo justicia terminó con el Gobierno de Ramón Saadi.
Sus padres, Elías y Ada Morales, vivían en una modesta casa de las cercanías. Fue una monja, Martha Pelloni, quien lideró incansables marchas de protesta que, con el tiempo, se multiplicaron en otras provincias, hasta llevar el caso al ámbito nacional.
La Provincia fue intervenida por el entonces presidente Carlos Saúl Menem y el tribunal tuvo que completarse con jueces de otras provincias porque todos eran parientes o amigos de los acusados, nunca se supo quiénes fueron los otros participantes de la "fiesta" donde la joven fue asesinada.
En el juicio de 1998, Guillermo Luque, hijo de Ángel Luque, entonces diputado nacional de Catamarca, fue condenado a 21 años de prisión por el crimen y violación de María Soledad, y Luis Tula, exnovio de la víctima, a 9 años como partícipe secundario del delito de violación.
El Tribuno de Jujuy dialogó con el abogado catamarqueño Jorge Avellaneda, quien a poco de haberse recibido en la Universidad Nacional de Córdoba regresó a su ciudad natal y comenzó a trabajar en el estudio de su hermano Carlos.
-¿Cómo se desencadenan los hechos que terminan con la muerte de María Soledad, en un contexto que los diarios de la época señalaron como la muerte provocada por "los hijos del poder"?
-No bien se produjo el hallazgo del cuerpo de María Soledad comenzó a circular esa versión. Paralelamente había comentarios en distintos sentidos. Una de ellas fue la que llevó al centro de la escena a mi defendido por más de cinco años Luis Tula, por haber sido supuestamente, una de las últimas personas en haberla visto con vida a María Soledad. Las versiones corrieron en todo sentido y el caso se complicó porque comenzó a tomar injerencia la política.
Cuando un caso judicial se politiza ahí se pudre todo y yo pienso que es fue lo que sucedió en este caso.
-¿Cuál era realmente la relación que mantenía María Soledad con Luis Tula?
-Si se conocían, eso salió publicado en todas partes que mantenían una relación de noviazgo o de una amistad muy cercana, eso Luis jamás lo negó, de que se conocían era cierto. Pero el no tuvo nada que ver con lo que sucedió.
-¿Tula era amigo de Guillermo Luque, formaba parte de su círculo intimo, cómo era esa relación?
-No, no para nada, ellos no se conocían, eso siempre lo sostuvo Luis y no hubo en el expediente un solo elemento que permitiera vincular a uno con otro. Solo fueron versiones de que ellos se conocían.Yo que conozco la causa de "cabo a rabo" puedo decir que jamás se encontraron elementos que pudieran vincularlos.
-¿Cómo Luis Tula llega a contratar sus servicios como el defensor técnico en un caso que era sumamente complicado?
-En realidad al que buscan es a mi hermano Carlos que tenía más experiencia que yo, hay una diferencia de diez años, había estado en la justicia en Córdoba y siempre trabajando en materia penal. Cuando se muda a Catamarca viene como fiscal penal y posteriormente juez de Instrucción hasta que durante el gobierno de los Saadi debió abandonar el Poder Judicial por decisiones políticas. Allí fue que nos asociamos y aceptamos el caso, siendo mi hermano Carlos quien me pide que lo acompañe.
Fue sumamente difícil y complicado por todos los intereses políticos que aparecieron y la presión era muy grande.
-A esa presión política que recibían, ¿se le sumaba la que ejercía en esos momentos la hermana Martha Pelloni que organizaba y encabezada las "marchas del silencio"?.
-El caso de la hermana Pelloni es muy particular, ella se dejaba llevar mucho por versiones y ahí era donde muchas veces hacía manifestaciones que iban en contra de la situación procesal de Luis Tula y eso lógicamente nos incomodaba, porque siempre hice la distinción de uno y otro, porque Tula nada tenía que ver con Luque; entonces mi sión fue siempre mantener clara esa diferencia.
Cuando mi hermano Carlos se reincorpora a la Justicia, ofrecimiento recibido por la intervención como fiscal de Cámara, quedo solo a cargo de la defensa de Luis Tula.
-¿Cómo fue esa época en que debió afrontar solo la defensa de una persona que estaba sindicada como uno de los autores?
-Ahí la cosa se puso muy difícil porque tenía enfrente a la defensa de Luque que tiraban con todo hacia Luis Tula y más la presencia de la hermana Pelloni que se dejaba llevar por esas versiones, sin contar que habían muchos intereses y la presión era muy grande y había que soportarla.
-¿Cómo era la relación de Jorge Avellaneda con los defensores de Luque?
-Yo hacía mi trabajo en busca de deslindar responsabilidades y dejar en claro que no había ningún elemento en la causa que lo vinculara con el hecho y los términos en que se resolvió la causa demostraron eso, estoy totalmente convencido que fue un fallo arbitrario en relación a Luis Tula.
-¿Cómo miraba la sociedad de Catamarca a los acusados Luque y Tula
-Pasaron los años y siempre un buen sector del periodismo dejó en claro que una cosa no tenía que ver con la otra, que la condena de Tula fue arbitraria.
-A su entender ¿Tula fue un "chivo expiatorio" o fue un "perejil"?
-No sé qué denominación darle, pero para mi fue un inocente condenado injustamente, si nos atenemos a las constancias del expediente.
-¿Cuántos años duró el juicio, dada las complicaciones que existieron?.
-Hubo un debate frustrado, un segundo juicio hasta que se logró constituir un Tribunal formado por jueces de otras provincias, no había confianza en quienes integraban el fuero penal catamarqueño y se buscaron jueces especiales. Se le hizo mucho daño a la causa y a la Justicia de Catamarca. Hasta propusieron a Zaffaroni la gente Derechos Humanos, para que me ayude con la defensa de Luis Tula, había que trabajar procesalmente y defenderse ante los medios de comunicación. Yo acepté esta propuesta pero jamás vino a Catamarca, el país se inundó de fotocopias de la causa, era realmente muy vergonzoso.