En la tarde del jueves, a las 16.40, Lucas Vilte de 13 años, Agustín Apaza de 12 y Rocío Martínez de 16, todos ellos primos entre si, jugaban en la orilla del río Grande a la altura en que, el 30 de diciembre pasado, se descubriera la desaparición del Cristo que le da nombre al barrio maimareño. La imagen de bronce, se hallaba hasta entonces desaparecida. En el momento dan aviso a la madre de Rocío de haberla encontrado semienterrada bajo el agua, cubierta de plantas.
inicia sesión o regístrate.
En la tarde del jueves, a las 16.40, Lucas Vilte de 13 años, Agustín Apaza de 12 y Rocío Martínez de 16, todos ellos primos entre si, jugaban en la orilla del río Grande a la altura en que, el 30 de diciembre pasado, se descubriera la desaparición del Cristo que le da nombre al barrio maimareño. La imagen de bronce, se hallaba hasta entonces desaparecida. En el momento dan aviso a la madre de Rocío de haberla encontrado semienterrada bajo el agua, cubierta de plantas.
La Policía de la seccional maimareña fue alertada en el momento, así como el párroco de Tilcara, Aldo Oña, tras lo que los efectivos se apersonaron en el lugar dando con el cuerpo decapitado de la imagen religiosa, que según opinión de los vecinos que se acercaron para buscar la cabeza, en vano hasta el momento, daba la sensación de haber sido serruchada. En horas de la tarde, la imagen se encontraba en la Seccional 37 de Maimará, mientras se realizaban los trámites correspondientes para denunciar el hecho, tras lo que se estimaba que sería devuelta a la parroquia.
Conversando con los párrocos Miguel Squicciarini y Aldo Oña, de la parroquia de Tilcara, se nos ha hecho saber que da la sensación de tratarse de un atentado contra la fe religiosa de nuestro pueblo, ya que tanto en este como en el caso anterior, cuando desapareciera el Cristo del atrio de la iglesia tilcareña, en agosto de 2015, ambas imágenes fueron dañadas y arrojadas al río, aparentemente con desprecio de su valor material, simbolico y como así también del patrimonio cultural.