En el mes de julio el teatro se posicionó en el centro de la agenda cultural jujeña, con una oferta variada y muy concentrada: dos festivales internacionales de teatro, acciones del INT, programas de Secretaría de Cultura de la Provincia, cartelera en salas y actividades destinadas a la formación teatral. Más allá de resaltar que esta nutrida convocatoria demuestra la vitalidad del teatro jujeño, nos parece relevante destacar el altísimo grado de concentración de la oferta en la primera quincena del mes, período previo al receso invernal. Este dato nos condujo a reflexionar sobre las lógicas de programación teatral en la provincia. Hemos seleccionado algunos indicadores construidos a partir de datos refutables con la mera observación de la programación, que proponen dinámicas y lógicas de programación teatral en la provincia. En primer lugar, la concentración de actividades en la primera quincena del mes parece señalar que se privilegia la gestión de público local y se atiende en menor medida al público visitante, es decir, turistas que visitan la provincia en vacaciones de invierno. En segundo lugar, aparece como una singularidad de esta oferta un fenómeno muy característico en los últimos tiempos: las mismas puestas en escena circulan y se repiten tanto en programas institucionales como en actividades del circuito independiente. En tercer lugar, se consolida otra de las tendencias del campo teatral jujeño contemporáneo, que consiste en promover capacitaciones específicas para el sector.
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En el mes de julio el teatro se posicionó en el centro de la agenda cultural jujeña, con una oferta variada y muy concentrada: dos festivales internacionales de teatro, acciones del INT, programas de Secretaría de Cultura de la Provincia, cartelera en salas y actividades destinadas a la formación teatral. Más allá de resaltar que esta nutrida convocatoria demuestra la vitalidad del teatro jujeño, nos parece relevante destacar el altísimo grado de concentración de la oferta en la primera quincena del mes, período previo al receso invernal. Este dato nos condujo a reflexionar sobre las lógicas de programación teatral en la provincia. Hemos seleccionado algunos indicadores construidos a partir de datos refutables con la mera observación de la programación, que proponen dinámicas y lógicas de programación teatral en la provincia. En primer lugar, la concentración de actividades en la primera quincena del mes parece señalar que se privilegia la gestión de público local y se atiende en menor medida al público visitante, es decir, turistas que visitan la provincia en vacaciones de invierno. En segundo lugar, aparece como una singularidad de esta oferta un fenómeno muy característico en los últimos tiempos: las mismas puestas en escena circulan y se repiten tanto en programas institucionales como en actividades del circuito independiente. En tercer lugar, se consolida otra de las tendencias del campo teatral jujeño contemporáneo, que consiste en promover capacitaciones específicas para el sector.
Resulta interesante observar, a partir de estos indicadores señalados, que la mayor parte de la oferta responde al menos a tres dinámicas de programación: se pondera a la producción local, se realiza un gran esfuerzo en promover la capacitación de los artistas jujeños y, finalmente, la administración pública con incidencia en la programación teatral claramente replica lógicas del teatro independiente jujeño. Por su parte, el teatro del circuito comercial se despliega en las dos salas con mayor aforo, el Teatro José Hernández y el Teatro Mitre. Uno de los resultados de estas lógicas de programación es la superposición de la oferta en segmentos temporales muy concentrados. Todo lo cual delata la ausencia de colaboración y diálogo entre los diferentes responsables de la programación teatral provincial, entre otros factores.
En este sentido, la emergencia de nuevas experiencias de programación se desprende como respuesta a estos indicadores. Un ejemplo contundente es la creación de la asociación Cultura Conectada, que propone un espacio de construcción participativa de agenda cultural para la provincia, impulsada por los propietarios de salas: Teatro el Pasillo, Casa Tomada, Centro Cultural Coquena, Topado, la Campana Teatro y el Centro Andino para la Educación y la Cultura (Capec). Cultura Conectada impulsa lógicas de programación cultural ordenadas en un circuito que pretende establecer sinergia y complementariedad con la oferta cultural pública y privada jujeña, promoviendo así lineamientos de gestión de público y creación de audiencia, con los que capitalizar las fortalezas que brinda la escena local.
En otro orden, la mayor parte de la programación de julio es una consecuencia del esfuerzo de los gestores independientes (Festivales, salas y grupos de teatro). La escena viva propone y el público dispone. Seguro que esta intensa programación teatral se diseñó con buenos propósitos, sin embargo, el desarrollo del teatro jujeño se ve afectado por la ausencia de lógicas de programación que permitan al público capitalizar y participar de semejante oferta concentrada. La cultura no es un ámbito de competencia, más bien, como sostiene Ana Carla Fonseca, “[..] la cultura es el único recurso cuyo inventario se incrementa con el uso.” Es decir, cuanta más cultura producimos y consumimos mayores son los beneficios que obtenemos de este recurso. Por lo tanto, el incremento asimétrico de oferta teatral en julio no es en sí mismo un factor que atente al desarrollo del teatro jujeño. No obstante, una pieza fundamental para capitalizar la demostrada competencia de los gestores teatrales y las oportunidades que brindan a la escena jujeña está directamente vinculada al establecimiento de lógicas de programación teatral colaborativas y solidarias que permitan estimular hábitos de participación y consumo que beneficien a toda ciudadanía jujeña.
