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18 de Julio,  Jujuy, Argentina
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Laberintos humanos. El sobrino

Miércoles, 01 de noviembre de 2017 21:37

 

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Cuando el Chino Quispe, el talabartero, leyó en el celular que el remitente del mensaje, en letras japonesas, podía traducirse por Aurelio de la Cruz Benítez, todos creímos que se trataba de una broma. ¿Cómo lo sabe?, le pregunto don Braulio y don Quispe, con toda naturalidad, nos dijo que se trataba de su sobrino, el que vivía en Sumay Pacha.

¿Y usted realmente lee japonés?, quiso saber Armando y el Chino Quispe negó con la cabeza. ¿Y entonces?, lo apuró el remisero, y el talabartero nos explicó que el que lo entendía era su sobrino, por eso supuse que ese remitente es suyo. ¿Y cómo lo aprendió?, le preguntó Amadeo Don.

Años comprando juguetes en Villazón, dijo como si fuera una explicación suficiente. Traía consigo esas cajas todas escritas con esta extraña escritura, y de aburrido nomás, en las horas que hay de viaje desde la frontera, se propuso entenderlo. Si el contenido de la caja era un avioncito, pensó que una de las palabras debía ser la que significara avión.

En otras cajas de aviones había otras palabras, y buscó los dibujitos que se repetían hasta que, descartando de una en una, supo cómo se escribía avión, y luego muñeca, y luego camión, y luego ludo, hasta que tuvo todo un repertorio de palabras orientales y, finalmente, supo escribir su propio nombre, que para sorpresa del barrio dibujó sobre la puerta de su casa.

Si no me equivoco, en el remitente de ese mensaje está dibujado exactamente lo mismo que puso mi sobrino en la puerta de su casa, o algo parecido, nos dijo el Chino Quispe.

 

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