"No se confundan. Una foto o un encuentro con el papa Francisco no te hace ni vocero ni su amigo ni su misionero si no practicamos los mandamientos de la compasión y misericordia con el otro que no es mi enemigo sino mi hermano, mi semejante, mi prójimo", dijo.
Así se expresó ayer el religioso en su homilía durante la misa por el día de San Cayetano en la Basílica de Liniers, en la que analizó el legado que dejaron los patriotas que impulsaron la independencia de la Patria.
Miles de personas se acercaron al santuario para orar por "pan, paz y trabajo" y muchos de ellos hicieron una vigilia de hasta 24 horas para poder ingresar a la Basílica y tocar al santo.
También hubo bendiciones de objetos y se recibieron alimentos no perecederos y ropas para Cáritas.
En el marco de las celebraciones por el Bicentenario de la Patria, Poli dijo que los obispos escribieron que la Nación independiente y libre se gestó en una pequeña provincia de la Argentina profunda, entonces muy vulnerable por su escasez de recursos y el avance de los realistas, cuyo triunfo significaría la muerte de los congresales.
Los congresales se reunieron en una casa de familia e hicieron de ella un espacio fecundo donde se desarrolló una auténtica deliberación parlamentaria, destacó Poli y agregó: "Esta casa, lugar de encuentro, de diálogo y de búsqueda del bien común es para nosotros un símbolo de lo que queremos ser como Nación".
Poli recordó que si bien en aquel momento por momentos dominó el disenso en prolongadas sesiones, la comunión en lo esencial hizo que el diálogo razonable superase las diferencias y primara el interés común, dejando que las ideas reflejasen con fidelidad el sentir de los pueblos en las nobles aspiraciones federales.
Destacó el religioso que los patriotas argentinos "se jugaron por el pueblo que representaban" entregando "sus vidas, tiempo e intereses sin titubeos" y prometieron a Dios "sostener estos derechos hasta con la vida, lo haberes y la fama".
"El ideal de vivir la Argentina como una gran familia donde la fraternidad, la solidaridad y el bien común incluyan a todos los que peregrinamos en su historia está muy lejos de haberse alcanzado", afirmó.
El cardenal expresó que San Cayetano "entiende muy bien" a sus fieles por que "él fue buen samaritano, amigo del Papa de su tiempo y hermano de los hombres y mujeres que lo necesitaban durante su vida", por lo que ahora "desde el cielo escucha y por eso nos animamos a pedirle".
"San Cayetano amigo nuestro, te pedimos por la fe de este pueblo devoto que te quiere tanto, te venera y quiere imitarte como samaritano: pedirle a Dios que no falte el pan y el trabajo en nuestras familias", pidió.
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"No se confundan. Una foto o un encuentro con el papa Francisco no te hace ni vocero ni su amigo ni su misionero si no practicamos los mandamientos de la compasión y misericordia con el otro que no es mi enemigo sino mi hermano, mi semejante, mi prójimo", dijo.
Así se expresó ayer el religioso en su homilía durante la misa por el día de San Cayetano en la Basílica de Liniers, en la que analizó el legado que dejaron los patriotas que impulsaron la independencia de la Patria.
Miles de personas se acercaron al santuario para orar por "pan, paz y trabajo" y muchos de ellos hicieron una vigilia de hasta 24 horas para poder ingresar a la Basílica y tocar al santo.
También hubo bendiciones de objetos y se recibieron alimentos no perecederos y ropas para Cáritas.
En el marco de las celebraciones por el Bicentenario de la Patria, Poli dijo que los obispos escribieron que la Nación independiente y libre se gestó en una pequeña provincia de la Argentina profunda, entonces muy vulnerable por su escasez de recursos y el avance de los realistas, cuyo triunfo significaría la muerte de los congresales.
Los congresales se reunieron en una casa de familia e hicieron de ella un espacio fecundo donde se desarrolló una auténtica deliberación parlamentaria, destacó Poli y agregó: "Esta casa, lugar de encuentro, de diálogo y de búsqueda del bien común es para nosotros un símbolo de lo que queremos ser como Nación".
Poli recordó que si bien en aquel momento por momentos dominó el disenso en prolongadas sesiones, la comunión en lo esencial hizo que el diálogo razonable superase las diferencias y primara el interés común, dejando que las ideas reflejasen con fidelidad el sentir de los pueblos en las nobles aspiraciones federales.
Destacó el religioso que los patriotas argentinos "se jugaron por el pueblo que representaban" entregando "sus vidas, tiempo e intereses sin titubeos" y prometieron a Dios "sostener estos derechos hasta con la vida, lo haberes y la fama".
"El ideal de vivir la Argentina como una gran familia donde la fraternidad, la solidaridad y el bien común incluyan a todos los que peregrinamos en su historia está muy lejos de haberse alcanzado", afirmó.
El cardenal expresó que San Cayetano "entiende muy bien" a sus fieles por que "él fue buen samaritano, amigo del Papa de su tiempo y hermano de los hombres y mujeres que lo necesitaban durante su vida", por lo que ahora "desde el cielo escucha y por eso nos animamos a pedirle".
"San Cayetano amigo nuestro, te pedimos por la fe de este pueblo devoto que te quiere tanto, te venera y quiere imitarte como samaritano: pedirle a Dios que no falte el pan y el trabajo en nuestras familias", pidió.