El mediodía del Centro Olímpico de hóckey sobre césped se tornó celeste y blanco. El seleccionado argentino venció ayer con el último suspiro a España 2 a 1 y se metió en las semifinales del torneo, en un acontecimiento histórico para este deporte.
Más allá que el brasileño tiene buena onda en líneas generales, no quiere festejos de su vecino en casa. Por eso en la Villa Militar, el equipo de Chapa Retegui volvió a ser visitante. Sin embargo, los goles de Gonzalo Pelliat y Juan Gilardi se gritaron más fuertes que nunca. También las atajadas de Juan Vivaldi y los cierres oportunísimos de Lucas Rossi recibieron ovaciones. Como debe ser por cierto.
Tal vez los 30 grados incidieron en el arranque del partido. Ninguno de los dos arriesgaba nada y los pases no tenían profundidad para hacer daño a sendas defensas.
Pero en el cierre del cuarto, Argentina pegó primero ratificado su buen momento.
Después de dos de córner cortos, Peillat sacó un tiro impecable que hizo estéril la estirada del arquero Quico Cortés. El festejo fue en realidad un gran desahogo.
España se vio obligada a salir a buscar el trámite, pero se topó con sólida respuesta en cada uno de sus avances, destacándose Rossi.
Ya en el tercer "chico", la selección pudo encontrar los espacios y forzó dos córners cortos que no quisieron terminar en gol, gracias a la intervención de Cortés.
En el último período, Argentina cuidó el uno a cero parcial muy cerca de su arco. España tuvo chances netas que Vivaldi impidió que terminaran en tantos, pero el Uno nada pudo hacer cuando a la salida de un córner corto, Pau Quemada marcó el empate. Era justo.
Sin embargo, Los Leones no estaban dispuestos a no dar pelea hasta el final. Peillat desbordó por derecha y cuando Lucas Vila se perfilaba para conectar fue empujado por Pérez. Penal que necesito la ayuda de la tecnología, ante el reclamo de España, para confirmarse. En las tribunas no había dejado dudas. La cuestión fue que Juan Gilardi convirtió la pena máxima a un minuto del final y desató la fiesta "albiceleste".
Más allá que el brasileño tiene buena onda en líneas generales, no quiere festejos de su vecino en casa. Por eso en la Villa Militar, el equipo de Chapa Retegui volvió a ser visitante. Sin embargo, los goles de Gonzalo Pelliat y Juan Gilardi se gritaron más fuertes que nunca. También las atajadas de Juan Vivaldi y los cierres oportunísimos de Lucas Rossi recibieron ovaciones. Como debe ser por cierto.
Tal vez los 30 grados incidieron en el arranque del partido. Ninguno de los dos arriesgaba nada y los pases no tenían profundidad para hacer daño a sendas defensas.
Pero en el cierre del cuarto, Argentina pegó primero ratificado su buen momento.
Después de dos de córner cortos, Peillat sacó un tiro impecable que hizo estéril la estirada del arquero Quico Cortés. El festejo fue en realidad un gran desahogo.
España se vio obligada a salir a buscar el trámite, pero se topó con sólida respuesta en cada uno de sus avances, destacándose Rossi.
Ya en el tercer "chico", la selección pudo encontrar los espacios y forzó dos córners cortos que no quisieron terminar en gol, gracias a la intervención de Cortés.
En el último período, Argentina cuidó el uno a cero parcial muy cerca de su arco. España tuvo chances netas que Vivaldi impidió que terminaran en tantos, pero el Uno nada pudo hacer cuando a la salida de un córner corto, Pau Quemada marcó el empate. Era justo.
Sin embargo, Los Leones no estaban dispuestos a no dar pelea hasta el final. Peillat desbordó por derecha y cuando Lucas Vila se perfilaba para conectar fue empujado por Pérez. Penal que necesito la ayuda de la tecnología, ante el reclamo de España, para confirmarse. En las tribunas no había dejado dudas. La cuestión fue que Juan Gilardi convirtió la pena máxima a un minuto del final y desató la fiesta "albiceleste".
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El mediodía del Centro Olímpico de hóckey sobre césped se tornó celeste y blanco. El seleccionado argentino venció ayer con el último suspiro a España 2 a 1 y se metió en las semifinales del torneo, en un acontecimiento histórico para este deporte.
Más allá que el brasileño tiene buena onda en líneas generales, no quiere festejos de su vecino en casa. Por eso en la Villa Militar, el equipo de Chapa Retegui volvió a ser visitante. Sin embargo, los goles de Gonzalo Pelliat y Juan Gilardi se gritaron más fuertes que nunca. También las atajadas de Juan Vivaldi y los cierres oportunísimos de Lucas Rossi recibieron ovaciones. Como debe ser por cierto.
Tal vez los 30 grados incidieron en el arranque del partido. Ninguno de los dos arriesgaba nada y los pases no tenían profundidad para hacer daño a sendas defensas.
Pero en el cierre del cuarto, Argentina pegó primero ratificado su buen momento.
Después de dos de córner cortos, Peillat sacó un tiro impecable que hizo estéril la estirada del arquero Quico Cortés. El festejo fue en realidad un gran desahogo.
España se vio obligada a salir a buscar el trámite, pero se topó con sólida respuesta en cada uno de sus avances, destacándose Rossi.
Ya en el tercer "chico", la selección pudo encontrar los espacios y forzó dos córners cortos que no quisieron terminar en gol, gracias a la intervención de Cortés.
En el último período, Argentina cuidó el uno a cero parcial muy cerca de su arco. España tuvo chances netas que Vivaldi impidió que terminaran en tantos, pero el Uno nada pudo hacer cuando a la salida de un córner corto, Pau Quemada marcó el empate. Era justo.
Sin embargo, Los Leones no estaban dispuestos a no dar pelea hasta el final. Peillat desbordó por derecha y cuando Lucas Vila se perfilaba para conectar fue empujado por Pérez. Penal que necesito la ayuda de la tecnología, ante el reclamo de España, para confirmarse. En las tribunas no había dejado dudas. La cuestión fue que Juan Gilardi convirtió la pena máxima a un minuto del final y desató la fiesta "albiceleste".
Más allá que el brasileño tiene buena onda en líneas generales, no quiere festejos de su vecino en casa. Por eso en la Villa Militar, el equipo de Chapa Retegui volvió a ser visitante. Sin embargo, los goles de Gonzalo Pelliat y Juan Gilardi se gritaron más fuertes que nunca. También las atajadas de Juan Vivaldi y los cierres oportunísimos de Lucas Rossi recibieron ovaciones. Como debe ser por cierto.
Tal vez los 30 grados incidieron en el arranque del partido. Ninguno de los dos arriesgaba nada y los pases no tenían profundidad para hacer daño a sendas defensas.
Pero en el cierre del cuarto, Argentina pegó primero ratificado su buen momento.
Después de dos de córner cortos, Peillat sacó un tiro impecable que hizo estéril la estirada del arquero Quico Cortés. El festejo fue en realidad un gran desahogo.
España se vio obligada a salir a buscar el trámite, pero se topó con sólida respuesta en cada uno de sus avances, destacándose Rossi.
Ya en el tercer "chico", la selección pudo encontrar los espacios y forzó dos córners cortos que no quisieron terminar en gol, gracias a la intervención de Cortés.
En el último período, Argentina cuidó el uno a cero parcial muy cerca de su arco. España tuvo chances netas que Vivaldi impidió que terminaran en tantos, pero el Uno nada pudo hacer cuando a la salida de un córner corto, Pau Quemada marcó el empate. Era justo.
Sin embargo, Los Leones no estaban dispuestos a no dar pelea hasta el final. Peillat desbordó por derecha y cuando Lucas Vila se perfilaba para conectar fue empujado por Pérez. Penal que necesito la ayuda de la tecnología, ante el reclamo de España, para confirmarse. En las tribunas no había dejado dudas. La cuestión fue que Juan Gilardi convirtió la pena máxima a un minuto del final y desató la fiesta "albiceleste".
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