Asociaciones de consumidores y organizaciones sindicales convocaron para mañana un nuevo boicot de compras en grandes cadenas de supermercados para protestar por las subas de los precios y pedir medidas "urgentes" al Gobierno para revertir los "aumentos injustificados"
Se trata del segundo boicot bajo la consigna "#SuperVacíos", cuyo primer capítulo se había concretado el 7 de abril último.
La medida es convocada por CTA, Consumidores Libres, y Defensoría de la Tercera Edad.
"La suba del precio de los combustibles del 10%, además de un duro golpe a los bolsillos de los consumidores directos de dichos productos, impactará gravemente en la escalada inflacionaria, que crece sin control alguno desde noviembre del pasado 2015", advirtió Consumidores Libres. En se sentido, subrayó: "Es por eso que las organizaciones convocantes al "segundo boicot" a las grandes cadenas de supermercados, denominado #SuperVacíos, denunciamos que esta suba impulsada por el propio Gobierno, no hará más que impactar el incremento en los precios de los productos en general y sobre todo los que componen la canasta familiar".
Al anunciar la iniciativa, las organizaciones solicitaron una audiencia de "carácter urgente" al presidente Mauricio Macri, para discutir los "abusivos aumentos de precios de la canasta básica".
Los organizadores consideraron, en tanto, que aunque "los supermercados lanzaron el 7 de abril ofertas que no se veían desde 2014, de hasta un 80% de descuento", en el primer boicot se percibió un "apagón en las compras", utilizado como un "mensaje de la gente cansada del abuso en la suba de precios y la inflación".
Estiman que los consumidores se volvieron más "racionales"
El consumidor se volvió más "racional" ante una "economía familiar estresada" y una percepción de que el poder de compra se "deteriora", según un informe privado.
Los datos surgen de un estudio de la consultora CCR, el cual sostuvo que "este escenario económico genera algún nivel de preocupación, de angustia y algunos consumidores se asustan", mientras destacó que se trata de una situación en la que predomina la "incertidumbre". "El consumidor siente que este es un momento propicio para la prudencia", sostuvo el estudio denominado "Pulso Social".
Luego de que el consumo se desplomara en abril un 3,6% respecto de igual mes del año pasado, se percibe una "economía familia estresada" ante una "percepción de que el poder de compra se deteriora por vía inflacionaria y el temor al impacto de la modificación de las tarifas de los servicios los obliga a "repensar" la economía".
Según el sondeo, se registraron diferentes niveles de percepción de dificultades. "En algunos hogares se vive la situación con preocupación, se preguntan cómo resolver la cuestión económica", indicó, mientras puntualizó: "En tanto, en otros las dificultades para cerrar las cuentas abren panoramas más complejos". "El individuo, a pesar de "cumplir los deberes" no logra calmarse porque las obligaciones y las responsabilidades lo abruman", alertó el análisis.
En ese sentido, evaluó: "Cuando las economías familiares "se estresan" por la reducción de recursos, la racionalidad tiende a colapsar".
En ese escenario, el consumidor "tiene claro que las reglas cambiaron, pero no tiene claro cómo será el futuro personal y social". "Entran en escena las ideas de sacrificio personal, familiar, de recorte", señaló.
Sin embargo, aclaró que las ansiedades son "relativamente moderadas respecto de experiencias anteriores", como la crisis de 2001.
Analizó también que "la tensión entre el deber ser y el querer, planteada el año pasado, se resuelve: el deber domina el querer".
De esta manera, las prioridades en la actualidad son la alimentación, indumentaria y servicios, mientras quedan postergadas cuestiones como renovación de electrodomésticos y mantenimiento del hogar.
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Asociaciones de consumidores y organizaciones sindicales convocaron para mañana un nuevo boicot de compras en grandes cadenas de supermercados para protestar por las subas de los precios y pedir medidas "urgentes" al Gobierno para revertir los "aumentos injustificados"
Se trata del segundo boicot bajo la consigna "#SuperVacíos", cuyo primer capítulo se había concretado el 7 de abril último.
La medida es convocada por CTA, Consumidores Libres, y Defensoría de la Tercera Edad.
"La suba del precio de los combustibles del 10%, además de un duro golpe a los bolsillos de los consumidores directos de dichos productos, impactará gravemente en la escalada inflacionaria, que crece sin control alguno desde noviembre del pasado 2015", advirtió Consumidores Libres. En se sentido, subrayó: "Es por eso que las organizaciones convocantes al "segundo boicot" a las grandes cadenas de supermercados, denominado #SuperVacíos, denunciamos que esta suba impulsada por el propio Gobierno, no hará más que impactar el incremento en los precios de los productos en general y sobre todo los que componen la canasta familiar".
Al anunciar la iniciativa, las organizaciones solicitaron una audiencia de "carácter urgente" al presidente Mauricio Macri, para discutir los "abusivos aumentos de precios de la canasta básica".
Los organizadores consideraron, en tanto, que aunque "los supermercados lanzaron el 7 de abril ofertas que no se veían desde 2014, de hasta un 80% de descuento", en el primer boicot se percibió un "apagón en las compras", utilizado como un "mensaje de la gente cansada del abuso en la suba de precios y la inflación".
Estiman que los consumidores se volvieron más "racionales"
El consumidor se volvió más "racional" ante una "economía familiar estresada" y una percepción de que el poder de compra se "deteriora", según un informe privado.
Los datos surgen de un estudio de la consultora CCR, el cual sostuvo que "este escenario económico genera algún nivel de preocupación, de angustia y algunos consumidores se asustan", mientras destacó que se trata de una situación en la que predomina la "incertidumbre". "El consumidor siente que este es un momento propicio para la prudencia", sostuvo el estudio denominado "Pulso Social".
Luego de que el consumo se desplomara en abril un 3,6% respecto de igual mes del año pasado, se percibe una "economía familia estresada" ante una "percepción de que el poder de compra se deteriora por vía inflacionaria y el temor al impacto de la modificación de las tarifas de los servicios los obliga a "repensar" la economía".
Según el sondeo, se registraron diferentes niveles de percepción de dificultades. "En algunos hogares se vive la situación con preocupación, se preguntan cómo resolver la cuestión económica", indicó, mientras puntualizó: "En tanto, en otros las dificultades para cerrar las cuentas abren panoramas más complejos". "El individuo, a pesar de "cumplir los deberes" no logra calmarse porque las obligaciones y las responsabilidades lo abruman", alertó el análisis.
En ese sentido, evaluó: "Cuando las economías familiares "se estresan" por la reducción de recursos, la racionalidad tiende a colapsar".
En ese escenario, el consumidor "tiene claro que las reglas cambiaron, pero no tiene claro cómo será el futuro personal y social". "Entran en escena las ideas de sacrificio personal, familiar, de recorte", señaló.
Sin embargo, aclaró que las ansiedades son "relativamente moderadas respecto de experiencias anteriores", como la crisis de 2001.
Analizó también que "la tensión entre el deber ser y el querer, planteada el año pasado, se resuelve: el deber domina el querer".
De esta manera, las prioridades en la actualidad son la alimentación, indumentaria y servicios, mientras quedan postergadas cuestiones como renovación de electrodomésticos y mantenimiento del hogar.
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