26 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Celebran el nacimiento de Germán Choquevilca

Lunes, 11 de abril de 2016 01:30
<p>GERMÁN CHOQUEVILCA / FESTEJAN EN TILCARA EL NACIMIENTO DEL POETA.</p>

El 9 de abril cumpliría años el poeta Germán Choquevilca, nacido en 1940. Hoy a las 20 se realizará un acto en el Bachillerato tilcareño que lleva su nombre, donde César Lizárraga leerá un poema que Choquevilca escribiera sobrevolando el mar, y un texto en el que el poeta abrapampeño Domingo Zerpa redactó con referencia a sus versos.

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El 9 de abril cumpliría años el poeta Germán Choquevilca, nacido en 1940. Hoy a las 20 se realizará un acto en el Bachillerato tilcareño que lleva su nombre, donde César Lizárraga leerá un poema que Choquevilca escribiera sobrevolando el mar, y un texto en el que el poeta abrapampeño Domingo Zerpa redactó con referencia a sus versos.

Quisimos conversar con Lizárraga sobre Germán Choquevilca, y nos contó que “después que él fallece (1987), el único libro que tenía publicado por la Dirección de Cultura de la Provincia que estaba a cargo de Tito Sibila, un hombre con una sensibilidad especial para poder apreciar la obra de los poetas populares, es Los Pasos del Viento. Entonces, un grupo de amigos, admiradores de la obra de él, empezamos a recopilar los poemas que andaban sueltos”.

Para ello buscan un espacio en Radio Nacional Jujuy, que se emitió los domingos al mediodía durante nueve años. “Se llamaba Jujuy Tierra Nuestra”, recuerda Lizárraga, “y lo hacíamos con otro escritor y amigo nacido en Tilcara, aunque criado en Maimará, Pepe Méndez. Así tuvimos la sorpresa de ir recibiendo una obra inédita de Germán muy valiosa desde el punto de vista literario”.

Por aquellos años ´90, Lizárraga se dedicaba a la música. Hoy está terminando su poemario Desde la Cuesta del Agua, pero por aquel entonces buscaban reconstruir la obra dispersa del poeta fallecido. Así nace Cuando Volví, con parte de lo escrito aquí y allá, en manos de este y de aquel, “y todos los años lo recordábamos, hacíamos recitales en el teatro Mitre, algunos estudiantes de literatura comentaban su obra, pero fíjate que no teníamos eco justamente en Tilcara. Acaso sea por su adicción al alcohol, cosa que a veces no deja ver la obra”.

Sus recuerdos rozan ese lado oscuro de la vida de Choquevilca. “Lo visitábamos cuando se internaba en el neuropsiquiátrico, se desintoxicaba y pasaba meses bien, pero volvía a caer hasta que se nos fue muy temprano. Yo lo conocía desde la escuela primaria, y desde entonces era muy buen lector”.

Luego lo recuerda “en la plaza, donde pasaba muchas horas de su vida, y cuando pasaba alguien veía al poeta sentado con un cuadernito, le contaban que había discutido con la novia, y él se hacía cargo de esa situación, hacía un poema, arrancaba la hoja y se lo daba, y capaz que se reconciliaban”.

Recuerda también que “estaba en Jujuy y, al pasar por una casa, ve un rosal. Se queda extasiado, escribe un poema y la dueña de la casa, que estaba mirando por el visillo, sale al verlo escribir. Le muestra el poema, y la señora empieza a llorar de emoción, entonces se lo dedica. Cuando estábamos recopilando sus poemas, la señora nos cuenta esta historia, pero ella no quiere que se publique diciendo que eso es muy íntimo, yo vi cuando nació el poema y vi al poeta extasiado ante el rosal”, nos dijo.

Germán Choquevilca nació el 9 de abril de 1940 y se inició con el seudónimo de Juan Manuel de los Surco publicando en nuestro medio.

Lizárraga piensa que “ser poeta no es sólo escribir bien, sino vivir la vida del poeta. Por ejemplo cuando estaba buscando la Salamanca. Entonces empezaba a escribir y firmaba como Juan Manuel de los Surcos, y andaba buscando un estilo. Un verano salimos ya alunados de un cumpleaños, y remontamos el Huasamayo. Así nos quedamos solos y nos paramos ante una entrada angosta.”

Choquevilca le dice a Lizárraga: “No vino el Diablo a recibirnos, será que no quiere que entremos. Y como concluyó que no nos quiere, nos fuimos a dormir. Después me contó que yendo a Molulo, donde estaba la escuelita donde enseñaba, se cayó de la mula dentro de una hondonada angosta, se durmió y soñó diez mil cosas. Para mí que ahí estaba la Salamanca. A partir de allí, empezó a escribir. Tendría entonces su veintisiete, veintiséis años, y desde entonces no paró más”.

El busto de Choquevilca que está en la plaza es de Juan José Canepa, “y nos decía que lo conoció en La Plata porque un profesor de literatura les leía sus poemas. Cuando Canepa se vino a vivir a Jujuy, nos dijo que quería hacer el busto”, y así su imagen perdura junto a las de Manuel Álvarez Prado y Medardo Pantoja en medio de la plaza de Tilcara.

César Lizárraga recuerda que “su anhelo era tener un mausoleo donde descansar con su abuelo Victoriano, su mamá Clementina, su hermana Inés, así que cuando se empezaron a vender sus libros, un sobrino suyo logra construirlo y juntar allí a sus seres queridos”.


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