El corralito y la desocupación fueron el principio de estas jornadas históricas que cambiarían por siempre el rumbo del país y que quedan en la historia argentina bajo el nombre de "Argentinazo" o "Cacerolazo". Aquel 19 de diciembre la situación era incontenible y los saqueos a supermercados se sucedían a lo largo y lo ancho del país.
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El corralito y la desocupación fueron el principio de estas jornadas históricas que cambiarían por siempre el rumbo del país y que quedan en la historia argentina bajo el nombre de "Argentinazo" o "Cacerolazo". Aquel 19 de diciembre la situación era incontenible y los saqueos a supermercados se sucedían a lo largo y lo ancho del país.
Los noticieros mostraban la desesperación de la gente que protagonizaba los saqueos mientras que el presidente se reunía con su gabinete para comunicar la renuncia de Domingo Cavallo al ministerio de Economía intentando descomprimir la situación.
Pero ante la creciente ola de violencia en las calles el mandatario decretó el Estado de Sitio, situación que llevó a que la gente se autoconvoque en las calles con cacerolas en mano.
Fue el principio de la represión por parte del Estado y el principio del fin del gobierno de De la Rúa y del descreimiento de la gente hacia la política y los políticos.
El 21 de diciembre, en su último acto de Gobierno, De la Rúa levantó el estadio de sitio antes de renunciar. El Congreso de la Nación nombró como presidente provisional al titular del Senado, el peronista Ramón Puerta. Se abrió una grieta institucional en el país. A Puerta lo sucedieron Adolfo Rodríguez Saá, Eduardo Camaño y Eduardo Duhalde. Este último fue el que logró pacificar el país e instrumentar la transición hasta el 25 de mayo de 2003, cuando asumió Néstor Kirchner.
