26 de Junio,  Jujuy, Argentina
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Prisión perpetua para los cuatro colombianos

Sabado, 26 de septiembre de 2015 01:30
<p><b>CONDENADOS</b> / BALANTA ANCHICO, SILVA BALANTA, RIASCOS CAICEDO Y ARAGÓN CANDELO, JUNTO A SUS ABOGADOS DEFENSORES.</p>&nbsp;

Finalmente el Tribunal en lo Criminal Nº 2 resolvió condenar a la pena de prisión perpetua a cada uno de los cuatro colombianos que llegaron a juicio acusados de asesinar al empresario Flavio Millán y a su empleado Reynaldo "Teke" Juárez, y luego de robar alrededor de medio millón de pesos del domicilio del primero, dedicado al rubro avícola.

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Finalmente el Tribunal en lo Criminal Nº 2 resolvió condenar a la pena de prisión perpetua a cada uno de los cuatro colombianos que llegaron a juicio acusados de asesinar al empresario Flavio Millán y a su empleado Reynaldo "Teke" Juárez, y luego de robar alrededor de medio millón de pesos del domicilio del primero, dedicado al rubro avícola.

Los jueces Antonio Llermanos (presidente de trámite), Luis Kamada y Cecilia Sadir, tras deliberar en la sala de acuerdos del Tribunal, resolvieron en forma unánime condenar a cumplir la pena de prisión perpetua por considerarlos a cada inculpado "coautor material y responsable del delito de homicidio calificado" previsto y penado por el artículo 80 inciso 7 del Código Procesal Penal, "en concurso real con el delito de robo calificado con el uso de arma" previsto y penado en el artículo 166 inciso 2 del mismo.

Lucas Grenni: "Se ha podido comprobar que han tenido un plan previo y la finalidad de los cuatro era la misma" (querella).

"Esta resolución nos deja tranquilos porque ante el análisis realizado durante todo el debate, donde se produjeron todas las pruebas tanto testimoniales como periciales y luego vertidas en los alegatos de las partes, se logró convencer al Tribunal de la efectiva participación de los cuatro imputados en este hecho, por lo que nos deja tranquilos, dado que había abundantes pruebas como para probar la responsabilidad penal de los mismos; por eso considero que el fallo fue justo", dijo el fiscal de Cámara Gustavo Almirón, quien había solicitado la misma pena en su producción de alegatos.

Eduardo Vergara: "los imputados mantuvieron una actitud agresiva sin ningún tipo de respeto ni de remordimientos" (querella).

Como era previsible, los cuatro colombianos esperaron su suerte con los mismos gestos y muecas ante la sala, al igual que la primera y las otras audiencias de debate. Andrés Riascos Caicedo, el muchacho alto de no más de 23 años, de una voz tan aguda que se la podría confundir con la de un niño, permanecía como podía, con los ojos desorbitados casi sin poder interpretar lo que pasaba en la sala. El mismo que cuando hizo uso de la palabra, tuvo que ser interrumpido por el propio presidente del Tribunal porque se estaba autoincrimando, cuando confesó su participación en la muerte de Juárez.

Lina Silva Balanta, la muchacha más delgada de las condenadas, presenció todas las audiencias con la cabeza gacha, ensimismada quizás en sus remordimientos y sollozando de a ratos. Solo fijó su atención cuando ingresó a declarar en la segunda audiencia el hijo del empresario Millán, Guillermo Acosta. Lina era amante del comerciante avícola desde hace dos años antes que ocurrieran los hechos; ella escuchó que Millán o Juárez pedían auxilio, luego de ser cruel e innecesariamente "torturados" a golpes. La misma que entraba y salía de la habitación bailando y haciendo bromas, mientras yacían los cuerpos de su amante y de "Teke" Juárez, empleado que nada tenía que ver con nada ni con nadie y que también encontró la muerte en manos de los acusados.

Pesar muy distinto llevó todo el proceso judicial Katherine Balanta Anchico, muchacha de no más 1.60 de estatura, con mirada intimidante y gestos hasta grotescos para todos por igual. La mujer que dice tener trastorno de personalidad y de un comportamiento agresivo dentro del penal de mujeres, miraba fijamente a quien se interponía en su panorama y balbuceaba quien sabe cuántos insultos. La querella situó a esta persona como la encargada de sustraerle las llaves a Millán y quedó comprobado que fue una de las tres personas que ingresaron a robar a la vivienda del barrio Sargento Cabral y fue quien amenazó con un cuchillo a Haro Millán (sobrino) y a Virginia Andía (empleada del empresario), cuando estos estaban reducidos y maniatados.

"Nos vemos en el próximo juicio"

Jhonny Aragón Candelo, muy delgado, pedante y desaprensivo sujeto hasta cuando permanece callado. Por lo visto en audiencias, amante del buen vestir: es que el sujeto que estaba supuestamente sumido en la misma miseria, no repitió ninguna indumentaria ni calzados en todas las jornadas de debate.
El mismo que había dicho casi con voz quebrada que Millán fue muy bueno con él y que siempre lo ayudó, desafiaba a los familiares del empresario avícola y a los de Juárez, llevándose una de sus manos al mentón, frunciendo la nariz y esbozando una especie de sonrisa, casi burlona, ante la mirada atónita de todos los presentes.
Se había ganado la confianza de su jefe, y según sus relatos, sabía perfectamente los movimientos financieros que llevaba adelante ante su presencia Flavio Millán. Responsable de una patada casi mortal que le arrancó la oreja a Millán y encargado en ayudar a maniatarlo y envolverle la cara con una cinta adhesiva, tapándole la nariz y la boca. En sus zapatillas se encontraron restos de sangre de Millán, que dieron cuenta de lo violento que fue con su empleador.
Tras conocerse la lectura del fallo a cargo de la secretaria fiscal María Fernández, en un momento despiadado para los recuerdos y la adrenalina de los deudos, donde la emoción se hacía notar en sus propios rostros, Jhonny Aragón Candelo se detuvo y miró hacia ellos, se rió breve pero cruelmente y antes de ser evacuado con las esposas ya puestas en sus muñecas por los efectivos policiales, dijo sin titubear: "nos vemos en el próximo juicio".

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