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¿Mala fama del rumor, o rumor de mala fama?

Jueves, 24 de septiembre de 2015 01:30

¿Mala fama del rumor, o rumor de mala fama?

El rumor es algo que, quiérase o no, forma parte de nuestra cotidianeidad. No tiene fecha ni sitio especificados de nacimiento. Estuvo y está en todas partes. En la mitología romana, la Fama engendrada por la Tierra era la personificación divinizada de los rumores. Ella se encargaba de difundir los rumores y los hechos de los hombres, sin importarle si eran ciertos o no, justos o equivocados. La morada de esta divinidad, dice la mitología (¿habrá sido un rumor?), es un palacio sonoro de bronce con muchas aberturas por las que penetran todas las voces, que son devueltas amplificadas. Y, cabe suponer, que tergiversadas. Pero, ampliemos. En la mitología griega la Fama es una diosa mensajera de Júpiter, la cual, desde los lugares más altos publica las noticias agradables y desagradables. En su honor se levantaron fantásticos templos en Grecia y en Roma. Bien. Mas, exactamente, ¿qué es el rumor? El diccionario nos ilustra que es, uno, "una noticia vaga que corre entre las gentes", algo así como "nos llegaron rumores de su alejamiento". Dos, que es un "ruido confuso de voces", como podría ser "el rumor de los rezos", y, tres, un "ruido sordo, vago y continuado", podríamos decir tal "el rumor de un arroyo". Para la finalidad de este comentario nos quedaremos con la primera acepción. La actualidad social y política de la Argentina, incluida esta provincia de Salta, por supuesto, supone un campo propicio, terreno fecundo para la proliferación de los rumores de cualquier naturaleza. Aquí el rumor tiene al alcance de su mano, o de su lengua, asuntos para elegir: la inflación, la pobreza, el agotamiento de las reservas del Banco Central, el nepotismo, la inseguridad, las trampas electorales, el cepo, la inmunidad, el avance contra la Justicia, ­la corrupción!, las metidas de mano en la lata de la Anses, etcétera, etcétera y etcétera. A propósito de la Anses, este comentarista escuchó a varios jubilados más que preocupados, apesadumbrados, por la presencia de un rumor. Aseguran, decían, que es intención del Gobierno nacional kirchnerista pagarnos hasta octubre, inclusive y, después ­que nos arreglemos! ­Vaya, vaya, con el rumor! Parece demasiado hasta para el presente que nos envuelve. Y aunque la realidad suele superar a la fantasía, no hay que olvidarse del refrán que sugiere: "Al mal tiempo, buen cara", por más que de poco o nada sirva. Y se debería tener en cuenta, ­qué más da!, como dice el tango, que "la fama es puro cuento". ¿El rumor también?
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¿Mala fama del rumor, o rumor de mala fama?

El rumor es algo que, quiérase o no, forma parte de nuestra cotidianeidad. No tiene fecha ni sitio especificados de nacimiento. Estuvo y está en todas partes. En la mitología romana, la Fama engendrada por la Tierra era la personificación divinizada de los rumores. Ella se encargaba de difundir los rumores y los hechos de los hombres, sin importarle si eran ciertos o no, justos o equivocados. La morada de esta divinidad, dice la mitología (¿habrá sido un rumor?), es un palacio sonoro de bronce con muchas aberturas por las que penetran todas las voces, que son devueltas amplificadas. Y, cabe suponer, que tergiversadas. Pero, ampliemos. En la mitología griega la Fama es una diosa mensajera de Júpiter, la cual, desde los lugares más altos publica las noticias agradables y desagradables. En su honor se levantaron fantásticos templos en Grecia y en Roma. Bien. Mas, exactamente, ¿qué es el rumor? El diccionario nos ilustra que es, uno, "una noticia vaga que corre entre las gentes", algo así como "nos llegaron rumores de su alejamiento". Dos, que es un "ruido confuso de voces", como podría ser "el rumor de los rezos", y, tres, un "ruido sordo, vago y continuado", podríamos decir tal "el rumor de un arroyo". Para la finalidad de este comentario nos quedaremos con la primera acepción. La actualidad social y política de la Argentina, incluida esta provincia de Salta, por supuesto, supone un campo propicio, terreno fecundo para la proliferación de los rumores de cualquier naturaleza. Aquí el rumor tiene al alcance de su mano, o de su lengua, asuntos para elegir: la inflación, la pobreza, el agotamiento de las reservas del Banco Central, el nepotismo, la inseguridad, las trampas electorales, el cepo, la inmunidad, el avance contra la Justicia, ­la corrupción!, las metidas de mano en la lata de la Anses, etcétera, etcétera y etcétera. A propósito de la Anses, este comentarista escuchó a varios jubilados más que preocupados, apesadumbrados, por la presencia de un rumor. Aseguran, decían, que es intención del Gobierno nacional kirchnerista pagarnos hasta octubre, inclusive y, después ­que nos arreglemos! ­Vaya, vaya, con el rumor! Parece demasiado hasta para el presente que nos envuelve. Y aunque la realidad suele superar a la fantasía, no hay que olvidarse del refrán que sugiere: "Al mal tiempo, buen cara", por más que de poco o nada sirva. Y se debería tener en cuenta, ­qué más da!, como dice el tango, que "la fama es puro cuento". ¿El rumor también?
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