El Papa previno el martes sobre la tentación de los "sectarismos " y los "liderazgos únicos", y clamó por "inclusión a todos los niveles", en una misa multitudinaria en Quito a la que asistió el presidente Rafael Correa, acosado desde hace un mes por protestas.
Francisco ofició una homilía centrada en la tarea evangelizadora -a la que llamó "nuestra revolución"- ante 900.000 fieles que desafiaron largas horas de frío y lluvia para escuchar al papa argentino en el parque Bicentenario, en el norte de la capital.
En su mensaje, de nuevo pidió diálogo, unión e inclusión en medio de las diferencias.
"La inmensa riqueza de lo variado (...) nos aleja de la tentación de propuestas más cercanas a dictaduras, ideologías o sectarismos", afirmó el líder de los católicos.
En ese sentido, instó a "luchar por la inclusión a todos los niveles" y promover el "diálogo" en un mensaje que calza con el convulso presente político de Ecuador, primera parada de la gira de Francisco por Sudamérica que incluye a Bolivia y Paraguay.
Correa enfrenta desde hace un mes las mayores protestas en ocho años de gobierno, a raíz de sus políticas de corte socialista que son rechazadas por empresarios y sectores de clase media y alta que piden a gritos su salida del poder.
Declarado admirador del papa, a quien ha llenado de elogios durante su visita, el mandatario socialista asistió a la misa tras reunirse en privado con Francisco la noche del lunes. A su ingreso al parque Bicentenario no se escucharon abucheos ni se vieron carteles de desaprobación contra su gobierno.
El papa evocó el grito libertario de hace 200 años en América Latina.
"A aquel grito de libertad (...) no le faltó convicción ni fuerza, pero la historia nos cuenta que sólo fue contundente cuando dejó de lado los personalismos, el afán de liderazgos únicos", advirtió Francisco.
La "revolución" por la que aboga la Iglesia en América Latina es comparable a la protagonizada hace 200 años por los países suramericanos para lograr la independencia de España, y que según el papa nació de la "conciencia de la falta de libertades".
En la misa, Francisco vistió sobre la sotana blanca una casulla de grabados blancos y negros elaborada por indígenas en una suerte de homenaje a los pueblos autóctonos.
El presidente de Haití, Michel Martelly, también concurrió al acto religioso junto con representantes de otros gobiernos. El lunes el jefe de la Iglesia católica reunió a 800.000 fieles en Guayaquil (suroeste), y según el gobierno 900.000 personas llegaron este lunes al parque Bicentenario de Quito.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
El Papa previno el martes sobre la tentación de los "sectarismos " y los "liderazgos únicos", y clamó por "inclusión a todos los niveles", en una misa multitudinaria en Quito a la que asistió el presidente Rafael Correa, acosado desde hace un mes por protestas.
Francisco ofició una homilía centrada en la tarea evangelizadora -a la que llamó "nuestra revolución"- ante 900.000 fieles que desafiaron largas horas de frío y lluvia para escuchar al papa argentino en el parque Bicentenario, en el norte de la capital.
En su mensaje, de nuevo pidió diálogo, unión e inclusión en medio de las diferencias.
"La inmensa riqueza de lo variado (...) nos aleja de la tentación de propuestas más cercanas a dictaduras, ideologías o sectarismos", afirmó el líder de los católicos.
En ese sentido, instó a "luchar por la inclusión a todos los niveles" y promover el "diálogo" en un mensaje que calza con el convulso presente político de Ecuador, primera parada de la gira de Francisco por Sudamérica que incluye a Bolivia y Paraguay.
Correa enfrenta desde hace un mes las mayores protestas en ocho años de gobierno, a raíz de sus políticas de corte socialista que son rechazadas por empresarios y sectores de clase media y alta que piden a gritos su salida del poder.
Declarado admirador del papa, a quien ha llenado de elogios durante su visita, el mandatario socialista asistió a la misa tras reunirse en privado con Francisco la noche del lunes. A su ingreso al parque Bicentenario no se escucharon abucheos ni se vieron carteles de desaprobación contra su gobierno.
El papa evocó el grito libertario de hace 200 años en América Latina.
"A aquel grito de libertad (...) no le faltó convicción ni fuerza, pero la historia nos cuenta que sólo fue contundente cuando dejó de lado los personalismos, el afán de liderazgos únicos", advirtió Francisco.
La "revolución" por la que aboga la Iglesia en América Latina es comparable a la protagonizada hace 200 años por los países suramericanos para lograr la independencia de España, y que según el papa nació de la "conciencia de la falta de libertades".
En la misa, Francisco vistió sobre la sotana blanca una casulla de grabados blancos y negros elaborada por indígenas en una suerte de homenaje a los pueblos autóctonos.
El presidente de Haití, Michel Martelly, también concurrió al acto religioso junto con representantes de otros gobiernos. El lunes el jefe de la Iglesia católica reunió a 800.000 fieles en Guayaquil (suroeste), y según el gobierno 900.000 personas llegaron este lunes al parque Bicentenario de Quito.
PUBLICIDAD