La medida de fuerza está encabezada por los gremios del transporte y las centrales obreras lideradas por
Hugo Moyano (CGT Azopardo), Luis Barrionuevo (Azul y Blanca) y Pablo Micheli (CTA).
Será en reclamo de la eliminación del
impuesto a las Ganancias, negociaciones
paritarias "libres" y el reconocimiento del 82% móvil para jubilados de todo el país, entre otros.
Sin colectivos, trenes ni subtes, los sindicatos que lideran la huelga estiman que hoy se repetirá el impacto de la medida realizada el 31 de marzo último, cuando las calles de las principales ciudades aparecieron desiertas.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne del Gran Buenos Aires se adhirió al paro general de actividades. El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne del Gran Buenos Aires se adhirió al paro general de actividades.
De esta manera, tampoco habrá vuelos y los servicios de salud sólo atenderán los casos de urgencias.
Si bien los principales organizadores no harán marchas ni cortes de calles, agrupaciones de izquierda ya advirtieron que hoy realizarán diferentes cortes en los principales accesos a las ciudades de Buenos Aires.
El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, ratificó la medida de fuerza y sostuvo que "al Gobierno parece que le gusta que hagamos este tipo de paros".
Se considera a este gremio como clave porque enrola a los colectiveros, uno de los principales medios de transporte, mientras que en el caso de los trenes el rol clave lo cumplen los maquinistas enrolados en La Fraternidad.
Tampoco habrá hoy servicio de subterráneos en la Capital Federal, donde una parte importante de los operarios está afiliada a la UTA.
Según dijo el jefe de los colectiveros, los gremios opositores "no fueron escuchados por la Presidenta" en sus reclamos expresados desde hace dos años y es de esta manera que "el paro se va a realizar".
La fuerza de la protesta volverá a centrarse en la paralización del transporte, lo cual impedirá que miles de trabajadores concurran a sus lugares de trabajo, aunque también existe un fuerte descontento por el impuesto que grava los salarios.
Sin embargo, se espera que funcionen, aunque en forma acotada, los taxis y remises.
La medida de fuerza está encabezada por los gremios del transporte y las centrales obreras lideradas por
Hugo Moyano (CGT Azopardo), Luis Barrionuevo (Azul y Blanca) y Pablo Micheli (CTA).
Será en reclamo de la eliminación del
impuesto a las Ganancias, negociaciones
paritarias "libres" y el reconocimiento del 82% móvil para jubilados de todo el país, entre otros.
Sin colectivos, trenes ni subtes, los sindicatos que lideran la huelga estiman que hoy se repetirá el impacto de la medida realizada el 31 de marzo último, cuando las calles de las principales ciudades aparecieron desiertas.
El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne del Gran Buenos Aires se adhirió al paro general de actividades. El Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Carne del Gran Buenos Aires se adhirió al paro general de actividades.
De esta manera, tampoco habrá vuelos y los servicios de salud sólo atenderán los casos de urgencias.
Si bien los principales organizadores no harán marchas ni cortes de calles, agrupaciones de izquierda ya advirtieron que hoy realizarán diferentes cortes en los principales accesos a las ciudades de Buenos Aires.
El secretario general de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), Roberto Fernández, ratificó la medida de fuerza y sostuvo que "al Gobierno parece que le gusta que hagamos este tipo de paros".
Se considera a este gremio como clave porque enrola a los colectiveros, uno de los principales medios de transporte, mientras que en el caso de los trenes el rol clave lo cumplen los maquinistas enrolados en La Fraternidad.
Tampoco habrá hoy servicio de subterráneos en la Capital Federal, donde una parte importante de los operarios está afiliada a la UTA.
Según dijo el jefe de los colectiveros, los gremios opositores "no fueron escuchados por la Presidenta" en sus reclamos expresados desde hace dos años y es de esta manera que "el paro se va a realizar".
La fuerza de la protesta volverá a centrarse en la paralización del transporte, lo cual impedirá que miles de trabajadores concurran a sus lugares de trabajo, aunque también existe un fuerte descontento por el impuesto que grava los salarios.
Sin embargo, se espera que funcionen, aunque en forma acotada, los taxis y remises.