La poesía nació con sus genes. Desde niña se apartaba de las matemáticas y disfrutaba cuando la maestra hablaba y contaba cuentos. Cuando llegaba la hora de la composición, el alma de Ernestina desplegaba sus alas en los pájaros de letras apretadas de infancia. De adolescente experimentó la clara inclinación hacia las letras y comenzó a garabatear los primeros poemas, comprendiendo que tenía que leer y acercarse a grandes maestros. Más tarde, ya en el profesorado, su destino había sido determinado, "mi meta era la literatura y la producción literaria, tratando que cada vez sea de mejor nivel, bebiendo de la fuente de los grandes maestros de la literatura española y mundial".
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La poesía nació con sus genes. Desde niña se apartaba de las matemáticas y disfrutaba cuando la maestra hablaba y contaba cuentos. Cuando llegaba la hora de la composición, el alma de Ernestina desplegaba sus alas en los pájaros de letras apretadas de infancia. De adolescente experimentó la clara inclinación hacia las letras y comenzó a garabatear los primeros poemas, comprendiendo que tenía que leer y acercarse a grandes maestros. Más tarde, ya en el profesorado, su destino había sido determinado, "mi meta era la literatura y la producción literaria, tratando que cada vez sea de mejor nivel, bebiendo de la fuente de los grandes maestros de la literatura española y mundial".