Un día después de la devastadora explosión de gas en una maternidad, México se mantenía ayer angustiado por el delicado estado de salud de nueve bebés gravemente heridos, algunos de ellos con quemaduras en más del 80% de su cuerpo.
La explosión del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa provocó la muerte a dos recién nacidas y una enfermera, causó lesiones a 73 personas entre ellas 18 en grave estado que sufren, principalmente, quemaduras y traumatismos craneoencefálicos.
Siete de los nueve bebés en estado delicado presentan quemaduras, uno de ellos tan graves que se estudia trasladarlo al prestigioso hospital infantil de Galveston, Texas (sur de EEUU), dijo el secretario de salud capitalino, Armando Ahued.
Recalcando que el pequeño está "muy bien atendido" en un hospital de Ciudad de México, Ahued señaló un medio radial, que para poder llevarlo a Texas se necesita "estabilizarlo, porque si no correría riesgo en el momento del traslado, y también la aprobación de los padres".
Actualmente siguen hospitalizadas 39 personas de las 73 heridas.
El estallido, aparentemente generado por una fuga de gas del camión cisterna que abastecía al hospital, ocurrió a primera hora de la mañana del jueves cuando se atendía a una veintena de mujeres embarazadas o que acababan de dar a luz, que tuvieron que huir despavoridas y salvar a sus bebés como pudieron.
Bebés sin identificar
México sigue conmovido con los relatos de madres que protegieron con sus cuerpos a sus hijos ante el desplome del techo, otras corriendo descalzas y semidesnudas con bebés en brazos y policías que rescataban a infantes de entre los escombros. Uno de esos bebés rescatados falleció en la tarde en el hospital.
El caos que generó la explosión llevó a que todavía ayer haya nueve bebés sin identificar, de los 13 que siguen recibiendo atención médica.
Autoridades les están sometiendo a pruebas de ADN dado que en el momento del estallido no llevaban brazalete, presumiblemente porque acudieron al centro para una consulta externa, y las autoridades quieren cerciorarse de que los entregan correctamente a sus padres.
"Tenemos algunos niños que, aparentemente, los papás nos dicen que es su niño pero no tenemos ninguna otra forma de demostrarlo", explicó Ahued reconociendo que todas las familias de los recién nacidos están pasando por "un dolor muy fuerte" y se les está brindando apoyo psicológico.
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Un día después de la devastadora explosión de gas en una maternidad, México se mantenía ayer angustiado por el delicado estado de salud de nueve bebés gravemente heridos, algunos de ellos con quemaduras en más del 80% de su cuerpo.
La explosión del Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa provocó la muerte a dos recién nacidas y una enfermera, causó lesiones a 73 personas entre ellas 18 en grave estado que sufren, principalmente, quemaduras y traumatismos craneoencefálicos.
Siete de los nueve bebés en estado delicado presentan quemaduras, uno de ellos tan graves que se estudia trasladarlo al prestigioso hospital infantil de Galveston, Texas (sur de EEUU), dijo el secretario de salud capitalino, Armando Ahued.
Recalcando que el pequeño está "muy bien atendido" en un hospital de Ciudad de México, Ahued señaló un medio radial, que para poder llevarlo a Texas se necesita "estabilizarlo, porque si no correría riesgo en el momento del traslado, y también la aprobación de los padres".
Actualmente siguen hospitalizadas 39 personas de las 73 heridas.
El estallido, aparentemente generado por una fuga de gas del camión cisterna que abastecía al hospital, ocurrió a primera hora de la mañana del jueves cuando se atendía a una veintena de mujeres embarazadas o que acababan de dar a luz, que tuvieron que huir despavoridas y salvar a sus bebés como pudieron.
Bebés sin identificar
México sigue conmovido con los relatos de madres que protegieron con sus cuerpos a sus hijos ante el desplome del techo, otras corriendo descalzas y semidesnudas con bebés en brazos y policías que rescataban a infantes de entre los escombros. Uno de esos bebés rescatados falleció en la tarde en el hospital.
El caos que generó la explosión llevó a que todavía ayer haya nueve bebés sin identificar, de los 13 que siguen recibiendo atención médica.
Autoridades les están sometiendo a pruebas de ADN dado que en el momento del estallido no llevaban brazalete, presumiblemente porque acudieron al centro para una consulta externa, y las autoridades quieren cerciorarse de que los entregan correctamente a sus padres.
"Tenemos algunos niños que, aparentemente, los papás nos dicen que es su niño pero no tenemos ninguna otra forma de demostrarlo", explicó Ahued reconociendo que todas las familias de los recién nacidos están pasando por "un dolor muy fuerte" y se les está brindando apoyo psicológico.
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