23°
25 de Junio,  Jujuy, Argentina
PUBLICIDAD

La clara presencia de Damián Tito Guerra en el Entepola 2014

Jueves, 09 de octubre de 2014 00:00
UNA DE LAS CUATRO OBRAS QUE REPUSO EL GRUPO DE TEATRO JUJEÑO QUE SE JUNTO DESPUES DE QUINCE AÑOS
Trascender después de más de quince años de su muerte, no sólo en el recuerdo de quienes lo conocieron, sino en las emociones, en los corazones y en las ganas de seguir de ellos, es quizás lo que logran sólo los que pueden inyectar un mensaje profundo y certero.
Damián "Tito" Guerra, un director teatral del siglo pasado en Jujuy, que falleció en 1999, y que este año recibió un especial homenaje en el marco del 6º Festival Internacional de Teatro Popular (Entepola), es sin dudas una de esas personalidades.
Mucho se escucha su nombre, pero su presencia, tal como se la palpó en cada instante del festival, no es algo que suceda habitualmente. El homenaje traspasó la intención de ponerle su nombre a esta edición del Entepola, porque los alumnos de la Escuela Provincial del Teatro que lleva su nombre, supieron transmitir con una performance la esencia de su arte, en el día de la inauguración; porque además los artistas plásticos que sumaron su colaboración este año al encuentro, intervinieron máscaras aludiendo a una etapa de su trabajo en que Guerra había decidido trabajar con medias máscaras y eso pasó a ser un símbolo suyo; porque la docente y directora, Silvina Montecinos, dio una charla donde expuso todo lo que había investigado sobre "La poética de Tito Guerra" en un clima único que contó con la presencia de los familiares del director y artistas de distintos países que se acercaron a su historia a través de Entepola; y finalmente porque su elenco, el del Grupo Jujeño de Teatro, levantó el "stand by" en el que se había sumido con la muerte imprevista de su maestro y fundador.
Un grupo que revivió
El Grupo Jujeño de Teatro, según contó Silvina Montecinos el martes a la mañana en su exposición (realizada en la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy), se formó con actores que había quedado descartados en un casting que se hizo en Jujuy para una producción nacional.
Esos que habían quedado afuera, y que eran jóvenes y adolescentes menores de veinte años, fueron elegidos por Tito Guerra para comenzar a trabajar. El grupo hizo obras de autor que fueron un éxito en Jujuy como "El debut de la piba" y "El organito".
Y en algún momento decidió hacer una adaptación de una obra oriental, y resultó "Manta de plumas", una puesta que llevó al grupo a ser aplaudido de pie en Buenos Aires y en Córdobaà es la obra emblemática de Tito y del grupo, y fue la primera que se reestrenó en este regreso de sus actores. En la noche del viernes, la inaugural del Entepola, el Grupo Jujeño de Teatro volvió a palpitar.
De golpe, de no haber trabajado juntos por muchos años, quince en total, ante la propuesta de los organizadores del festival, Silvia Gallegos, Alejandro Aldana (que cabe mencionar, se sacó el traje y la corbata de secretario de Cultura y Turismo de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy, para estos estrenos), María Esther Carvallo, Efraín Quinteros, Martín Reynaga, Dante Quispe, Ángel Palacios, René López, y en la dirección y asistencia Carlos Soruco, Gladys Tapia, en escenografía Armando Espejo y en las coreografías María Angélica Toro Villalón, revivieron como equipo, ese equipo que había quedado resentido, apagado desde la desaparición de Guerra. Silvina Montecinos explicaba en su exposición, que algo que fue unánime, fue el silencio de cada uno de los actores, en las entrevistas personales que ella hizo, cuando les preguntaba por qué habían dejado de trabajar como Grupo Jujeño de Teatro. Silencio que quizás denote no aceptación, bloqueo, o algo que impedía siquiera pensar en la posibilidad de intentarlo. Lo que sea, se destrabó este año. Los actores entraron en un estado de felicidad y energía, que por fin se daba después de haber transitado un largo duelo. Las cuatro obras que ensayaron y repusieron en el marco del Entepola 2014, brillaron en el escenario de la estación, haciendo llegar la emoción al público que conoció a Tito, y a los que no.
El festival con todas las instancias dedicadas a su legado, logró transmitir la esencialidad de ese teatro, que fue único y de mucha valentía en un momento que políticamente estaba marcado por el regreso a la democracia. Los locales que sabían algo, los que no lo conocieron, los visitantes que se empaparon de una parte de la historia del teatro jujeño con gran interés, todos se quedaron con esa información y esa emoción que provocó traer a Tito Guerra de nuevo al tapete.
Como dijo Efraín Quinteros, en el final de la última puesta, "Chingoil Company", que se hizo el martes, "todos tenemos varios años y varios kilos más que entonces, pero la energía necesaria", y más- diría yo- porque hoy había que transitar además las emociones. El viernes abrieron el Entepola con "Manta de plumas", siguieron el sábado con "El organito" y el lunes con "El debut de la piba".
"Chingoil Company"
La obra de Jorge Accame, fue la última que repusieron los actores de Tito Guerra en el marco del Entepola. Se presentó el martes por la noche en la exestación, con las actuaciones de Alejandro Aldana, María Esther Carvallo, Dante Quispe y Martín Reynaga. "Chingoil Company" es una obra que tiene muchos elementos jujeños, y regionales, que los actores saben llevar a escena con mucha energía.
Quizás fue el espíritu de Tito Guerra que claramente no sólo sigue presente, sino vigente, y en sintonía con su elenco, quizás la ilusión de los actores de volver a ser el Grupo Jujeño de Teatro, el mismo que se aplaudió tanto en los "90, o las ganas del público de ver nuevamente estos trabajos. Lo cierto es que el regreso del grupo fue muy fuerte enérgica y afectivamente.
Los actores fueron felices en el escenario.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
Trascender después de más de quince años de su muerte, no sólo en el recuerdo de quienes lo conocieron, sino en las emociones, en los corazones y en las ganas de seguir de ellos, es quizás lo que logran sólo los que pueden inyectar un mensaje profundo y certero.
Damián "Tito" Guerra, un director teatral del siglo pasado en Jujuy, que falleció en 1999, y que este año recibió un especial homenaje en el marco del 6º Festival Internacional de Teatro Popular (Entepola), es sin dudas una de esas personalidades.
Mucho se escucha su nombre, pero su presencia, tal como se la palpó en cada instante del festival, no es algo que suceda habitualmente. El homenaje traspasó la intención de ponerle su nombre a esta edición del Entepola, porque los alumnos de la Escuela Provincial del Teatro que lleva su nombre, supieron transmitir con una performance la esencia de su arte, en el día de la inauguración; porque además los artistas plásticos que sumaron su colaboración este año al encuentro, intervinieron máscaras aludiendo a una etapa de su trabajo en que Guerra había decidido trabajar con medias máscaras y eso pasó a ser un símbolo suyo; porque la docente y directora, Silvina Montecinos, dio una charla donde expuso todo lo que había investigado sobre "La poética de Tito Guerra" en un clima único que contó con la presencia de los familiares del director y artistas de distintos países que se acercaron a su historia a través de Entepola; y finalmente porque su elenco, el del Grupo Jujeño de Teatro, levantó el "stand by" en el que se había sumido con la muerte imprevista de su maestro y fundador.
Un grupo que revivió
El Grupo Jujeño de Teatro, según contó Silvina Montecinos el martes a la mañana en su exposición (realizada en la Dirección de Cultura de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy), se formó con actores que había quedado descartados en un casting que se hizo en Jujuy para una producción nacional.
Esos que habían quedado afuera, y que eran jóvenes y adolescentes menores de veinte años, fueron elegidos por Tito Guerra para comenzar a trabajar. El grupo hizo obras de autor que fueron un éxito en Jujuy como "El debut de la piba" y "El organito".
Y en algún momento decidió hacer una adaptación de una obra oriental, y resultó "Manta de plumas", una puesta que llevó al grupo a ser aplaudido de pie en Buenos Aires y en Córdobaà es la obra emblemática de Tito y del grupo, y fue la primera que se reestrenó en este regreso de sus actores. En la noche del viernes, la inaugural del Entepola, el Grupo Jujeño de Teatro volvió a palpitar.
De golpe, de no haber trabajado juntos por muchos años, quince en total, ante la propuesta de los organizadores del festival, Silvia Gallegos, Alejandro Aldana (que cabe mencionar, se sacó el traje y la corbata de secretario de Cultura y Turismo de la Municipalidad de San Salvador de Jujuy, para estos estrenos), María Esther Carvallo, Efraín Quinteros, Martín Reynaga, Dante Quispe, Ángel Palacios, René López, y en la dirección y asistencia Carlos Soruco, Gladys Tapia, en escenografía Armando Espejo y en las coreografías María Angélica Toro Villalón, revivieron como equipo, ese equipo que había quedado resentido, apagado desde la desaparición de Guerra. Silvina Montecinos explicaba en su exposición, que algo que fue unánime, fue el silencio de cada uno de los actores, en las entrevistas personales que ella hizo, cuando les preguntaba por qué habían dejado de trabajar como Grupo Jujeño de Teatro. Silencio que quizás denote no aceptación, bloqueo, o algo que impedía siquiera pensar en la posibilidad de intentarlo. Lo que sea, se destrabó este año. Los actores entraron en un estado de felicidad y energía, que por fin se daba después de haber transitado un largo duelo. Las cuatro obras que ensayaron y repusieron en el marco del Entepola 2014, brillaron en el escenario de la estación, haciendo llegar la emoción al público que conoció a Tito, y a los que no.
El festival con todas las instancias dedicadas a su legado, logró transmitir la esencialidad de ese teatro, que fue único y de mucha valentía en un momento que políticamente estaba marcado por el regreso a la democracia. Los locales que sabían algo, los que no lo conocieron, los visitantes que se empaparon de una parte de la historia del teatro jujeño con gran interés, todos se quedaron con esa información y esa emoción que provocó traer a Tito Guerra de nuevo al tapete.
Como dijo Efraín Quinteros, en el final de la última puesta, "Chingoil Company", que se hizo el martes, "todos tenemos varios años y varios kilos más que entonces, pero la energía necesaria", y más- diría yo- porque hoy había que transitar además las emociones. El viernes abrieron el Entepola con "Manta de plumas", siguieron el sábado con "El organito" y el lunes con "El debut de la piba".
"Chingoil Company"
La obra de Jorge Accame, fue la última que repusieron los actores de Tito Guerra en el marco del Entepola. Se presentó el martes por la noche en la exestación, con las actuaciones de Alejandro Aldana, María Esther Carvallo, Dante Quispe y Martín Reynaga. "Chingoil Company" es una obra que tiene muchos elementos jujeños, y regionales, que los actores saben llevar a escena con mucha energía.
Quizás fue el espíritu de Tito Guerra que claramente no sólo sigue presente, sino vigente, y en sintonía con su elenco, quizás la ilusión de los actores de volver a ser el Grupo Jujeño de Teatro, el mismo que se aplaudió tanto en los "90, o las ganas del público de ver nuevamente estos trabajos. Lo cierto es que el regreso del grupo fue muy fuerte enérgica y afectivamente.
Los actores fueron felices en el escenario.

Temas de la nota

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD