La obra, escrita y dirigida por Eloísa Tarruella y que tiene como protagonizada masculino a Pablo Mariuzzi, es un juego constante entre un afuera -caótico, peligroso, violento- y un interior que lentamente abre una posibilidad a la intimidad y el encuentro. "El cuarto azul es el refugio para los amantes pero también es el lugar de sus fantasmas", comenta Tarruella, quien también destacó la importancia del color azul en su puesta en escena como "metáfora de la melancolía".
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La obra, escrita y dirigida por Eloísa Tarruella y que tiene como protagonizada masculino a Pablo Mariuzzi, es un juego constante entre un afuera -caótico, peligroso, violento- y un interior que lentamente abre una posibilidad a la intimidad y el encuentro. "El cuarto azul es el refugio para los amantes pero también es el lugar de sus fantasmas", comenta Tarruella, quien también destacó la importancia del color azul en su puesta en escena como "metáfora de la melancolía".