"Su prédica es su vida, como vive, las opciones que toma, la austeridad de vida, la cercanía con los pobres, con los enfermos, con los más alejados: esa es su prédica.
Después, él le pone palabras a estas cosas para que, si no lo entendemos, entendamos bien. Esto creo que es la gracia que Dios está dando en estos momentos a la Iglesia y al mundo entero.
Es evidente que se está ganando el corazón de tanta gente que veía a la Iglesia de lejos, que no le interesaba la Iglesia porque le parecía que su mensaje era irrelevante. Creo que hoy estamos contemplando a alguien que nos está diciendo que la causa de todo hombre o mujer que viene a este mundo, es tan importante que la asumamos con los criterios éticos con los cuales la persona tiene que ser dignificada; y con la mirada que tenemos que poner al mundo que vivimos, un mundo globalizado pero de enormes injusticias y desigualdades, donde hay que volver a poner la mirada en las relaciones internacionales e intercambios entre los países, y responsabilidad de aquellos que tienen más bienes sobre aquellos que menos poseen".
