El juicio, que se desarrolla a puertas cerradas por tratarse de un delito de instancia privada, tiene como acusado a Javier Díaz, un preceptor de Villa Dolores, en Córdoba; por “estupro agravado” y “rapto indebido”, después de que el hombre se fugaran con una alumna de 15 años, en un viaje al ser provincial, en enero de 2011.
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El juicio, que se desarrolla a puertas cerradas por tratarse de un delito de instancia privada, tiene como acusado a Javier Díaz, un preceptor de Villa Dolores, en Córdoba; por “estupro agravado” y “rapto indebido”, después de que el hombre se fugaran con una alumna de 15 años, en un viaje al ser provincial, en enero de 2011.
El preceptor, de 37 años, padre de dos hijos y entonces casado, se llevó a la chica hasta Achiras, donde fueron ubicados cuatro días después en una cabaña. Aparentemente, mantenían una relación sentimental que, tras ser descubierta, lo mantuvo desde entonces fue tras las rejas.
En el inicio del proceso, su abogado defensor, Carlos Hairabedián, había puesto en duda la figura de inmadurez sexual en una chica de 15 años y relativizado “la condición de guardador” del preceptor, en un colegio con cientos de alumnos y docentes.
La historia entre Díaz y J.S., iniciales de la chica raptada, había comenzado mucho antes de que fueran encontrados en la cabaña de Achiras. Según contó la familia de la adolescente, se habían conocido en 2009, en el colegio Dalmacio Vélez Sársfield de Villa Dolores, cuando ella tenía sólo 13 años y él era su preceptor.
El padre de la chica descubrió la relación entre su hija y Díaz cuatro meses antes de que se la llevara. En una charla que mantuvieron, les pidió silencio y les prometió que se alejaría de ella. No cumplió. Tras la desaparición de J.S., la familia lo denunció y difundió la foto de la chica. Un vecino que la reconoció fue quien avisó a la Policía y posibilitó la detención del hombre.