"Celebramos esta Navidad del Señor con un gran acontecimiento para toda la Iglesia en el mundo. Estamos a pocos días de recibir el año 2025 y siguiendo la tradición bíblica del pueblo de Dios, cada veinticinco años se celebra un año jubilar. El último jubileo, fue en el 2000 y lo celebramos junto al Papa San Juan Pablo II. Tuvimos un jubileo extraordinario en 2015 que fue el año de la Misericordia. Hoy, el Papa Francisco, nos invita a celebrar el Jubileo de la Esperanza con el lema Peregrinos de Esperanza". Fue parte de la homilía pronunciada por el padre Daniel Baca, durante la misa de Nochebuena, que con la presencia de pesebres comunitarios y la feligresía, colmaron el atrio del templo San Pedro de Río Negro en la ciudad de San Pedro de Jujuy.
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"Celebramos esta Navidad del Señor con un gran acontecimiento para toda la Iglesia en el mundo. Estamos a pocos días de recibir el año 2025 y siguiendo la tradición bíblica del pueblo de Dios, cada veinticinco años se celebra un año jubilar. El último jubileo, fue en el 2000 y lo celebramos junto al Papa San Juan Pablo II. Tuvimos un jubileo extraordinario en 2015 que fue el año de la Misericordia. Hoy, el Papa Francisco, nos invita a celebrar el Jubileo de la Esperanza con el lema Peregrinos de Esperanza". Fue parte de la homilía pronunciada por el padre Daniel Baca, durante la misa de Nochebuena, que con la presencia de pesebres comunitarios y la feligresía, colmaron el atrio del templo San Pedro de Río Negro en la ciudad de San Pedro de Jujuy.
En otro párrafo de su mensaje, el sacerdote sostuvo que el Papa, inspirado por el Espíritu Santo, nos invita a vivir este tiempo mirando la realidad que vive la Iglesia y el mundo, donde pareciera que la vida no tiene sentido. "Tantos conflictos, las guerras en el mundo, el flagelo de la pobreza, males como las adicciones, el desprecio por la vida, la inseguridad que se vive en tantas partes de la que nosotros no somos ajenos lamentablemente. Las situaciones que viven las familias a consecuencia de la pobreza, la falta de oportunidades, de trabajo, un sinfín de situaciones que muchas veces nos entristecen.
Por ello, se abre este año, este tiempo para descubrir y renovar esta esperanza. La Navidad es la fiesta de la esperanza", apuntó, tras acotar que en el Evangelio también surge la figura de los pastores, personas excluidas en aquellos tiempos. "No eran tenidos en cuenta, eran muy pobres y vivían afuera de la ciudad. Y este pueblo de pastores que caminaba en tinieblas ve una gran luz, un Niño y la gracia de Dios se manifestó. Esa es la buena noticia, ha nacido un Salvador, el Mesías. Entonces renace la esperanza. Hoy también nosotros somos estos peregrinos en la esperanza.
Seguramente nos toca vivir esta Nochebuena y esta Navidad con nuestra propia situación de vida, con nuestras propias tinieblas, con nuestros propios dolores, sufrimientos, angustias, preocupaciones. Tantas situaciones que cada uno las conoce y se las presentamos al Señor. Él nos invita a ver la luz, a acercarnos al pesebre como los pastores y encontrar a María y al Niño. Ese niño es Dios que nos trae la esperanza. Que el Niño Jesús sea el gran motivo de la alegría y el gozo, que el Señor nos fortalezca en la esperanza y nos haga peregrinos de la esperanza", finalizó.
Imagen del Niño
Durante la emotiva celebración que tuvo como centro el mensaje litúrgico que relata el nacimiento del Niño Jesús, el sacerdote llegó al altar con la imagen del Niño, la que luego fue colocada en el pesebre construido en el atrio.
Un clima festivo envolvió la noche, amenizada por el ministerio de música que desandó pasajes musicales de la Misa Criolla.
Cada momento de la ceremonia tuvo matices de plegarias compartidas y augurios de paz para el mundo entero.
Concluida la misa en la noche santa de la Navidad, el sacerdote bendijo las imágenes del Niño que durante estas fiestas colmaran de bendiciones los hogares, también los pesebres saludaron al Niño con la tradicional adoración.
El rostro del niño de Belén fue sin dudas, el paisaje compartido en la apacible noche sampedreña, dejando la luz de su mensaje de paz y amor de un Dios que se hizo humano para trascender su divinidad.