El 28 de julio de 2024 se celebraron las elecciones presidenciales en Venezuela, un proceso que, lejos de resolver las tensiones políticas, ha desatado una de las crisis más profundas de los últimos años en el país. El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó ganador a Nicolás Maduro, decisión que fue rápidamente cuestionada por la comunidad internacional y rechazada de forma contundente por la oposición, que asegura que su candidato, Edmundo González Urrutia, obtuvo la victoria.
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El 28 de julio de 2024 se celebraron las elecciones presidenciales en Venezuela, un proceso que, lejos de resolver las tensiones políticas, ha desatado una de las crisis más profundas de los últimos años en el país. El Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó ganador a Nicolás Maduro, decisión que fue rápidamente cuestionada por la comunidad internacional y rechazada de forma contundente por la oposición, que asegura que su candidato, Edmundo González Urrutia, obtuvo la victoria.
Desde el día siguiente a las elecciones, miles de personas salieron a las calles en protestas que se extendieron por todo el territorio nacional. Las manifestaciones, marcadas por enfrentamientos y una fuerte represión, dejaron un saldo de más de 2.000 detenidos y 28 fallecidos, según organizaciones no gubernamentales y reportes de prensa. En respuesta, el gobierno implementó nuevas leyes restrictivas y llevó a cabo múltiples arrestos, lo que ha exacerbado aún más las tensiones políticas y sociales.
La incertidumbre domina el panorama político de cara al 10 de enero, fecha programada para la toma de posesión del próximo presidente. Tanto Maduro como González Urrutia han declarado públicamente que asumirán el cargo ese día, lo que genera dudas sobre lo que podría ocurrir antes, durante y después de la ceremonia.
La oposición, agrupada en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), ha presentado como prueba de su victoria el 83,5 % de las actas de votación que asegura haber recopilado a través de testigos en todo el país. Estas actas han sido publicadas en una página web y llevadas a organismos internacionales como la Organización de Estados Americanos (OEA). Además, el Centro Carter, invitado por el propio CNE como observador electoral, respaldó la autenticidad de los documentos presentados por la oposición.
Sin embargo, el gobierno de Maduro ha desestimado estas pruebas, calificándolas de "actas falsas". Pese a las críticas, el CNE no ha publicado un desglose detallado de los resultados, lo que alimenta aún más las sospechas y críticas internacionales sobre la transparencia del proceso electoral.
Más allá del conflicto político, el desenlace de esta crisis tendrá un impacto significativo en la economía venezolana, en las relaciones internacionales y en la ya deteriorada situación social del país.