En los últimos años, el precio del huevo se convirtió en motivo de queja recurrente. Sin embargo, detrás del aumento hay una compleja red de factores vinculados con las dinámicas de producción, ciclos biológicos, hábitos de consumo y dificultades del contexto económico. Así lo explicó el productor avícola jujeño, Germán Perea, quien aseguró que actualmente es clave la falta de ingresos de pollitos bebé y una demanda que la producción no puede acompañar.
inicia sesión o regístrate.
En los últimos años, el precio del huevo se convirtió en motivo de queja recurrente. Sin embargo, detrás del aumento hay una compleja red de factores vinculados con las dinámicas de producción, ciclos biológicos, hábitos de consumo y dificultades del contexto económico. Así lo explicó el productor avícola jujeño, Germán Perea, quien aseguró que actualmente es clave la falta de ingresos de pollitos bebé y una demanda que la producción no puede acompañar.
"La gallina pone casi la misma cantidad todo el año, alrededor de 90 huevos cada 100 días. Lo que está pasando ahora es que la demanda supera a la oferta, y esa oferta no puede crecer porque no hay disponibilidad de pollitas bebé", explicó Perea ante la consulta del Tribuno de Jujuy.
La explicación parece sencilla, pero tiene un trasfondo más complejo que atañe no solo a productores jujeños sino de todo el país. Las granjas no pueden aumentar su producción porque las empresas proveedoras de pollitas bebé, para iniciar el ciclo productivo, no lograron importar las aves madres necesarias para abastecer al mercado local. "No es por gripe aviar, sino porque Argentina tiene deudas con los proveedores internacionales y muchos dejaron de vendernos. Además, Estados Unidos sacrificó más gallinas de las que tiene todo nuestro país debido a la gripe aviar, lo que hizo que aumente su demanda de pollitas bebé, acaparando el mercado", explicó.
Argentina no exporta huevos a Estados Unidos pero sí lo hace Brasil, y ese desplazamiento de demanda afecta indirectamente a los productores locales. "Hace casi un año que sostenemos esta situación de escasez. Aunque uno tenga el capital para poner una granja nueva, no se consiguen las aves para iniciarla. Entonces la oferta está estancada, mientras que el consumo creció", dijo.
También aumentó el consumo. "Pasamos de 360 a 380 huevos por persona por año. Eso es más de un huevo por día, es un cambio cultural, la gente se dio cuenta de lo sano y versátil que es, se puede comer en desayuno, almuerzo, merienda o cena, y de múltiples formas", afirmó.
Otro argumentos es la percepción de los precios. "Hoy el maple de 30 huevos cuesta unos 6000 pesos al público. Eso son unos 2 kilos y medio de huevo; si hacés la cuenta, el kilo de huevo está a unos 2800 pesos, es más barato que cualquier carne, incluso que muchas verduras. Una factura de panadería cuesta más que un huevo y no tiene ni una mínima parte de los nutrientes que aporta", detalló.
Y es que el huevo contiene casi todas las vitaminas esenciales, salvo la vitamina C, además de minerales y proteínas de alta calidad, además accesible si se compara con otros productos. "El problema es que no hay un parámetro real con qué compararlo y se lo señala como caro porque sube de precio cada tanto, pero no se toma en cuenta todo lo que hay detrás", dijo Perea.
Explicó que la producción tiene una alta dependencia del dólar y precisó que el 98% de los costos del sector están dolarizados, desde los insumos hasta las maquinarias. "El principal insumo es el maíz, junto con el expeller y aceite de soja, todos productos cotizados en bolsa. A eso se suman vitaminas, minerales importados y una maquinaria que también viene de afuera. Todo sube con el dólar, como pasó en diciembre de 2023, cuando pasó de 400 a 800 pesos, eso nos duplicó los costos de un día para otro", sostuvo.
Por eso, aseguró que hoy la rentabilidad está más en la eficiencia productiva que en una estrategia comercial. "No hay forma de bajar mucho los costos. Lo que uno puede hacer es mejorar el manejo, la alimentación, ajustar dietas con nutricionistas, controlar ambientes. Pero eso también requiere inversión", dijo.
En Jujuy hay seis productores, todos de pequeña escala, quienes según Perea apenas cubren 30% a 40% del consumo local y el resto proviene de Salta, donde opera la mayor granja de Argentina, Huevos K, cuya capacidad es seis veces superior a toda la producción jujeña.
"No conviene agrandarse porque no sabemos qué va a pasar. En 2021 casi nos fundimos. Cerraron muchas empresas en Mendoza, San Juan, Buenos Aires porque había mucha oferta y no era rentable", recordó. Insistió en que el precio del huevo debe analizarse más allá de lo que se ve en la góndola.
