Suena a anticuado pero el teléfono fijo continúa siendo para muchos adultos mayores la única forma de comunicarse con el exterior y se convierte entonces en un servicio esencial ante situaciones de emergencia o trámites que hacen a su subsistencia diaria.
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Suena a anticuado pero el teléfono fijo continúa siendo para muchos adultos mayores la única forma de comunicarse con el exterior y se convierte entonces en un servicio esencial ante situaciones de emergencia o trámites que hacen a su subsistencia diaria.
Esa posibilidad continúa vedada para los usuarios de la zona sur capitalina de una empresa telefónica que no restablece el servicio desde el 19 de abril, ni brinda ningún tipo de solución para un sector muy vulnerable de la población.
Recién el 22 de abril el personal denunció que delincuentes se hicieron pasar por operarios de la empresa y sustrajeron más de mil metros de cable de cobre, dejando a vecinos de los barrios Malvinas, San Pedrito y zonas aledañas sin el servicio. Entonces puntualizaron que el episodio se registró sobre un tramo de la calle Puya Puya.
Esos falsos operarios habrían esgrimido como excusa realizar un supuesto mantenimiento en el lugar para terminar sustrayendo una importante cantidad de cables que se encontraban ubicados de manera subterránea.
Más allá del hecho delictual, el tiempo pasa y el malestar crece entre los usuarios afectados que se ven privados de mantener contacto con sus familiares y amigos, pero también -y lo que es más importante- a pedir ayuda en caso de emergencia o poder gestionar trámites para su día a día.