Una simpatía muy propia acompaña su voz en el relato sobre su experiencia de vida en España. En la ciudad de Logroño -vitivinícola por excelencia- Antonella Analía Orozco creció desde su primera infancia con la alegría de descubrir y ser parte de una cultura interesante.
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Una simpatía muy propia acompaña su voz en el relato sobre su experiencia de vida en España. En la ciudad de Logroño -vitivinícola por excelencia- Antonella Analía Orozco creció desde su primera infancia con la alegría de descubrir y ser parte de una cultura interesante.
Desde muy pequeña aprendió a asimilar que su entorno era distinto, pero supo integrarse en la sociedad aunque parecería complicado en un principio.
"Me explicaron sobre los cambios, por qué vinimos aquí y ahí fue cuando empecé a tomar conciencia de las cosas", dijo Antonella Orozco, la joven que se formó en el colegio "Nuestra Señora del Buen Consejo".
En aquél tiempo, las costumbres argentinas y la forma de hablar distaba mucho de lo que había vivido. Es que en territorio español todo fue un aprendizaje para ella, por su acento argentino. Aunque al inicio no había química en la sociabilización, no fue obstáculo para que su adaptación sea la acorde. "Desde que tengo uso de razón, traté de acomodarme a la situación. No soy ni española, ni argentina; aunque me gusta vivir aquí, echo de menos parte de lo que soy, mi entorno familiar", comentó quien mantiene en su mente las palabras que no se olvida de su tierra querida.
El ser argentino se diferencia del resto del mundo por la calidez y la sonrisa a la hora del encuentro, porque con el hecho de compartir con las personas que de verdad importan ya tienen la felicidad completa. Contrariamente a lo que es tan normal en Argentina, es extraño en Europa ya que allí no se acostumbra a las reuniones, según lo reveló Orozco, desde su perspectiva. "Si hay algo que nosotros mantenemos son las juntadas en familia y los domingos", detalló la joven de veinticinco años que disfruta de la gastronomía española sin olvidarse de la jujeña.
En la ciudad de Logroño donde reside, es común pasear por una calle donde deslumbran las bodegas, los "pinchos" -bocaditos- para degustar al paso, mientras se admira el paisaje español por la noche. "Es hermoso, lo que más me gusta es la limpieza de la ciudad. He visto en ciudades más grandes como Madrid que no tienen papeleras -cestos de basura urbanos- para mantener todo ordenado", destacó Orozco que disfruta de caminar por la plazas logroñesas donde lo impecable se nota a primera vista.
La estética de otra época se conserva casi intacta en la Península Ibérica y en los pueblos costeros, características que no la dejan de sorprender.
No obstante, en sus retinas lleva consigo la belleza de paisajes imponentes y únicos en la Quebrada con los que se reencontró hace cinco años. "Me gustó sentir el viento, la tranquilidad y que se respira muy limpio. Veo que la cotidianeidad es más simple, sin tanto ajetreo, sin ir y venir", indicó la actual cosmetóloga que elige el api con buñuelos como "el platillo" para invierno.
Es especialista en estética facial e imagen personal, ya que realizó cursos sobre maquillaje, activos en la piel y efectos especiales. Su presente la encuentra trabajando en 3INA, una firma vegana donde adquiere experiencia de manera permanente. "Desde joven que me gusta este camino, ya me ha tocado maquillar a novias, damas y madrinas para eventos", aseguró.
Con la premisa de que cada rostro es un mundo con pieles distintas, nutre su saber de técnicas para abordar con profesionalismo esta labor. Pero también se permite viajar para descubrir las maravillas de Portugal, Francia, Italia, Bélgica, Ámsterdam; tener como pasatiempo, al videojuego y celebrar cada primero de octubre en su cumpleaños junto a un plato de canelones de acelga que no los cambia por nada.