Pasaron los años y aquello que comenzó como el proyecto de una cooperativa tomó tanto impulso que hoy en día Sargento Cabral pasó de ser un barrio pequeño a un distrito que se compone de varios complejos habitaciones y loteos a los que jujeños accedieron en base a mucho esfuerzo propio. Al crecer los sectores, también crecen las necesidades que, en definitiva, son las que se repiten en cada uno de los barrios que se puede visitar: seguridad, limpieza y alumbrado público.
inicia sesión o regístrate.
Pasaron los años y aquello que comenzó como el proyecto de una cooperativa tomó tanto impulso que hoy en día Sargento Cabral pasó de ser un barrio pequeño a un distrito que se compone de varios complejos habitaciones y loteos a los que jujeños accedieron en base a mucho esfuerzo propio. Al crecer los sectores, también crecen las necesidades que, en definitiva, son las que se repiten en cada uno de los barrios que se puede visitar: seguridad, limpieza y alumbrado público.
Sobre esos temas El Tribuno de Jujuy habló con un vecino de barrio Sargento Cabral que aclaró en primer momento que "no soy de esas personas que se quejan porque sí no más. Digo lo que está mal, pero también aporto soluciones. Presenté notas con los pedidos, pero no tuve respuestas".
Gustavo Rodríguez vive a metros del canal que divide las viviendas de la cooperativa con el loteo, canal que aseguró "se encuentra en casi las mismas condiciones desde hace por lo menos diez años, que son los que vivo aquí. En realidad, no recuerdo haber visto la zona del canal bien cuidada o arreglada nunca. Aquí tenemos el pasto cubano que llega a tres o cuatro metros de alto, por lo que es un peligro, no sólo porque tapa el canal que se convierte en el lugar donde se esconde gente que roba o hace otras cosas, sino también por la cantidad de bichos que hay. Arañas de todos los tamaños, víboras, ratas, lauchas, de todo vemos por allí".
"Pensaba como una posible solución que los vecinos puedan optar por pagar el impuesto o mantener limpio, cortando el pasto o arreglando estos lugares. Tenemos a la escuela primara Nº 456 muy cerca del canal por calle Alfredo Palacios. Allí hay un tema de inseguridad. Antes eran una novedad los robos, ahora ya no nos extrañan. Eso es lo que comentamos, lamentablemente con los vecinos del barrio. Los yuyos altos, el pasto cubano, la falta de un buen alumbrado público, hacen que sea muy inseguro. Mi hijito va a fútbol a la canchita del barrio y el profe se ocupa de mantener toda esa parte en condiciones. Hay mucho para hacer".
Tras comentar que es de los vecinos que está catalogado como "buen contribuyente", indicó que "me gusta tener todos los impuestos al día, pero veo que muchas veces es como que no tendría respuestas, porque si hablamos de limpieza, no hay; alumbrado, es muy escaso y con la recolección de residuos tampoco andamos muy bien, porque debieran pasar los lunes, miércoles y viernes, pero hay lunes que no lo hacen y gracias a vecinos que tienen perritos y los abandonan, los pobrecitos buscan qué comer en las bolsas de basura y desparraman todo, lo que provoca malos olores".
"La sugerencia, en el caso de la basura, sería que nos avisen que los lunes no pasará el recolector, y vemos cómo nos organizamos; que tomen ejemplos de otros municipios en otras provincias, que limpian los terrenos baldíos y, si tienen dueños, las multas son grandes. Esperamos que se ponga buena luminaria, porque la inseguridad aumenta con el yuyaral y la mala iluminación, y quienes roban ahora son más agresivos. Ni un hombre solo puede andar por algunas calles", finalizó.
Mejorar la calidad de vida
Haciendo un recorrido sólo por uno de los sectores del barrio Sargento Cabral, específicamente el que bordea el canal que, como decíamos, divide en dos el sector de viviendas del loteo, se ve el poco mantenimiento, agravado por supuesto por el tiempo de lluvias. Por calle Felipe Bouchez, se encuentra la salita de primeros auxilios que presenta por un lado un sector cuidado, y por el fondo y el otro costado el pasto cubano que como lo que es, una plaga, sobrepasó la altura del techo. Esta situación seguramente hace que algunas alimañas deban ser combatidas en forma continúa por el personal que cumple funciones en ese lugar que, precisamente, está destinado al cuidado de la salud de los habitantes del barrio.
“Me gustaría que se tomen medidas serias, persistentes en el tiempo”, afirmó Rodríguez al señalar también que la limpieza en algunos sectores puntuales contribuiría a una “mejora de la calidad de vida para todos, porque yo cumplo con el pago de los impuestos, y espero que la institución me responda también”. Como él ocasionales transeúntes se quejaron de las mismas situaciones que mencionaba Rodríguez. Son los mismos vecinos que, por sus hijos o nietos, colaboran con la limpieza de las canchitas donde se juntan pequeños y jóvenes a jugar, lo que tienen que hacer temprano porque de noche, el peligro abunda, entre la oscuridad y el yuyal, pero no aquel del tango “Nada” que tejen las telarañas, sino otros, en los que se pierden amigos de lo ajeno.