Comerciantes del Mercado de Concentración y Abasto de avenida Almirante Brown explicaron que pese a la Semana Santa, las ventas de frutas y verduras se mantuvieron en niveles bajos y sin señales de recuperación. Aunque algunos productos registraron aumentos puntuales, la mayoría mantiene precios estables desde hace semanas, por lo que la preocupación se centra en el bajo consumo que atribuyen a la pérdida del poder adquisitivo, el incremento de la venta ambulante y la competencia informal.
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Comerciantes del Mercado de Concentración y Abasto de avenida Almirante Brown explicaron que pese a la Semana Santa, las ventas de frutas y verduras se mantuvieron en niveles bajos y sin señales de recuperación. Aunque algunos productos registraron aumentos puntuales, la mayoría mantiene precios estables desde hace semanas, por lo que la preocupación se centra en el bajo consumo que atribuyen a la pérdida del poder adquisitivo, el incremento de la venta ambulante y la competencia informal.
Álvaro Vargas, uno de los puesteros consultados, explicó que el único producto con un incremento significativo en los últimos días fue el pimiento. "Se compraba a 12 o 13 mil pesos la caja y ahora está entre 40 y 45 mil. Son cajas de 11 kilos. Por kilo casi nadie lo vende, porque es muy caro: llega hasta los 2.500 pesos", detalló. En contraste, productos básicos como papa, cebolla y tomate mantuvieron sus valores, aunque el abastecimiento comenzó a escasear. "El tomate venía de Cachi (Salta), pero ya se está terminando. El de Tucumán no está saliendo y pronto empezará a llegar el mendocino", agregó.
Respecto a las frutas, Vargas sostuvo que no es temporada local de mango, por lo que lo disponible proviene de Brasil y se comercializa a 3.000 pesos el kilo. En cambio, los cítricos locales ya comenzaron a ingresar, con precios elevados. "Una caja de mandarinas de 180 unidades se vende a 14 mil pesos", dijo.
En tanto, Evelyn Soto, propietaria de otro puesto insistió en que los aumentos de precios responden a factores climáticos y no a decisiones de los vendedores. "Nosotros no remarcamos. El precio lo pone el productor, y si llueve y la verdura se pudre, tienen que sacarla igual", detalló. Añadió que los cítricos locales ya están bajando (naranja, mandarina, pomelo), mientras que otros productos como duraznos, uvas y melones aumentan porque se terminan las cosechas locales y llegan de otras provincias o países.
Soto también expresó preocupación por la creciente competencia informal. "La venta en el mercado está cayendo porque hay muchos vendedores ambulantes y ferias paralelas que no pagan impuestos. Nosotros tenemos que pagar alquiler, rentas, Arca y el servicio de limpieza", denunció.
Por su parte, María, otra vendedora que prefirió no dar su apellido, coincidió en que los precios se mantienen relativamente estables, especialmente los productos de estación. "Esto no se puede especular porque es mercadería perecedera. Las paltas, por ejemplo, están a 48 mil pesos la caja de 18 kilos, pero ya comenzaron a bajar porque entra producción local", explicó.
Lo que más preocupa a los vendedores no son los precios, sino la caída constante de la demanda. "No se vende nada. Yo vengo a las 6 de la mañana y a las 9 apenas tenía 1.000 pesos en el bolsillo. Solo en taxi gasto 2.500 pesos para venir y volver. La situación está muy difícil", expresó al respecto.
Incluso durante Semana Santa, una de las fechas tradicionalmente fuertes en ventas, el movimiento fue bajo. "Antes se llenaba el mercado, venían camiones cargados de choclo, muchos compraban para revender. Este año fue distinto, se notó el bajón", añadió.
Cecilia Vedia, otra comerciante del mercado explicó que la situación se arrastra desde principios de año. "Desde enero no levantan las ventas. La gente compra solo lo justo para el día. El tomate subió un poco, ahora está a 1.500 el kilo, pero la papa y la cebolla siguen igual. Lo que sí subió fuerte fue el huevo: está entre 5.500 y 6.000 el maple", explicó.
En la misma sintonía, César Sánchez destacó que los precios se regularizaron durante Semana Santa debido a la escasa demanda. "Aunque el zapallo y el choclo son muy consumidos en estas fechas, como no hubo ventas, los precios bajaron. El morrón rojo sigue caro porque no hay, está entre $2.500 y $4.000 el kilo y es de invernadero", explicó. El puestero también indicó que el tomate subió por cuestiones climáticas, mientras que la papa se ofrece a 1.000 pesos por dos kilos y medio, y la cebolla se mantiene.
Por otro lado, Sergio Nieve, otro de los puesteros, agregó que el patrón de consumo cambió notoriamente. "La gente ya no compra como antes. El que se llevaba un kilo ahora se lleva medio, o apenas dos tomates. Y mientras tanto, los costos de alquiler se actualizan cada tres meses", lamentó.
Todos coincidieron en que el mercado atraviesa un momento complicado porque aunque la mayoría de los precios se mantienen estables, salvo excepciones puntuales, pero la demanda no responde. Consideran que la informalidad creciente y la baja en el poder de compra pesan y ponen en jaque la rentabilidad de sus negocios.
Los valores más altos y bajos
Entre las verduras más económicas se destacan la papa, que volvió a bajar y ya se consigue a 600 pesos el kilo o 2 kilos por 1.000 pesos y la cebolla común a 500 pesos. También el choclo se consigue a 3 por 1.000 pesos, mientras que el zapallito, la berenjena y el zapallo amarillo están entre 500 a 800 pesos por kilo. En frutas el pomelo está a 400 pesos cada uno o 3 por 1.000 pesos, la sandía mendocina a 600 pesos por kilo y papaya a 1.200 pesos.
En el otro extremo, el kiwi está entre 5.500 y 7.000 el kilo, la palta variedad Hass llega a los 6.000 pesos, y el locoto, un ingrediente tradicional que se paga a 3.500 pesos el kilo. Entre las verduras de hoja, también hay variaciones, el atado de acelga cuesta 2.500 pesos, la espinaca 2.000 y la zanahoria, que suele estar entre las más económicas, hoy se ofrece a 2.600 pesos el atado, coliflor y brócoli a 3.000 la unidad. En frutas, el durazno, el mango brasileño, la ciruela y la uva se mueven en la franja de los 2.500 a 3.000 pesos el kilo, dependiendo del punto de venta. El kiwi de 5.500 a 7.000 el kilo, en el caso de la uva llega a 3.000 el kilo pero también hay a $2.500 negra o blanca. Un capítulo aparte es el del huevo, que sigue subiendo: el maple de 30 unidades oscila entre 5.500 y 6.000 pesos, dependiendo del tamaño y color. Es un producto esencial que mantiene alta su demanda pese a los aumentos, por su rendimiento y versatilidad.