En marzo de 2008, años antes de convertirse en el líder de la Iglesia Católica, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio visitó la provincia de Jujuy para participar en la XXV Asamblea Diocesana, un encuentro que quedó grabado en la memoria religiosa de la región.
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En marzo de 2008, años antes de convertirse en el líder de la Iglesia Católica, el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio visitó la provincia de Jujuy para participar en la XXV Asamblea Diocesana, un encuentro que quedó grabado en la memoria religiosa de la región.
Acompañado por Monseñor Marcelino Palentini, el futuro Papa Francisco formó parte de este espacio de reflexión pastoral, donde compartió su visión de una Iglesia cercana a los más necesitados y comprometida con la justicia social.
Un mensaje que trascendió
La Asamblea Diocesana de Jujuy reúne cada año a líderes religiosos, laicos y miembros de la comunidad para analizar los desafíos de la Iglesia local. En aquella edición, la presencia de Bergoglio —entonces arzobispo de Buenos Aires— enriqueció los debates y dejó una huella profunda en los asistentes.
Sus palabras sobre humildad, servicio y opción por los pobres resonaron especialmente entre los jóvenes y seminaristas, muchos de quienes lo tomaron como referente en su vocación.
Tras su elección como Papa Francisco en 2013, los jujeños que lo conocieron durante aquella visita revivieron con orgullo sus enseñanzas. Su paso por la provincia no solo inspiró a futuros sacerdotes, sino que también reforzó el trabajo pastoral en la región.