Entrelazada por gusto propio en el tetris multicultural que es Barcelona, Constanza María Ulloa aboga, escribe y conecta su sensibilidad de mujer viajera entre cerros de colores con mares verdeazulados que observa desde el recuerdo y la admiración, casi permanentemente.
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Entrelazada por gusto propio en el tetris multicultural que es Barcelona, Constanza María Ulloa aboga, escribe y conecta su sensibilidad de mujer viajera entre cerros de colores con mares verdeazulados que observa desde el recuerdo y la admiración, casi permanentemente.
En ese romance precioso de nostalgia y de contemplación, atraviesa su aventura como jujeña que vive bajo el cielo europeo.
Consciente de una búsqueda personal incesante, eleva su sentir desde el pensamiento que tenía cuando todavía era niña, espíritu que deja ver en sus proyectos personales.
Es que descubrir lo diferente en un mundo que quiso transitar de otra manera, la hizo migrar con el alma cargada de tenacidad.
Aun estudiando derecho en Córdoba, perseguía la ilusión de salir del país, conmovida por el deseo de vivir una aventura en la lejanía, pero sin desprenderse de su identidad jujeña.
"Fue parte de una rebeldía en mi vida, como una búsqueda de construir en otro lugar", expresó la soñadora de esta historia que siendo abogada, se probó a sí misma con un viaje que le permitió ser y sentir distinto, porque inmersa en lo creativo descubrió sus complejidades y simplezas.
La melancolía del estado viajero instaló en ella el ser crítica de su realidad como abogada pero entendiendo que implica una trascendencia valiosa que vive en lo cotidiano.
"Salir de Jujuy me llevó a constituir mis derechos en un lugar desconocido que hago mío a pesar de las diferencias", dijo. Así, como el árbol de raíz fuerte, supo asimilar los cambios que siete años atrás lograron en la evolución de su perspectiva.
Se fueron abriendo puertas mágicas y sólo con la intuición a su favor, se desprendió solo físicamente de la tierra que la acunó, más no de la emoción, ni de su propósito a seguir.
Hoy su realidad la encuentra ayudando desde su función como abogada a los migrantes que llegan desde diferentes países del mundo.
"Fui bien recibida cuando llegué y siempre estuve ligada a lo artístico. Hice taller de pintura y mi mamá me incentivó a la lectura y a la oratoria", indicó la joven que envuelta en las redes sociales de marketing jurídico aplica lo novedoso a la identidad de la marca que integra.
Es portadora del don de comunicar y halla en la digitalidad el camino para conectarse con más personas que necesiten saber de gestiones personales a realizar antes de salir de su país y sobre concientizar que la llegada a Europa sea con un plan.
"Me gusta seguir aprendiendo y ayudar a personas que como yo, migran para buscar su lugar", dijo Ulloa sin dejar de recordar su sueño personal que desde hace cinco años va adquiriendo formato de novela.
Es que el hecho de trazar palabras para narrar una historia, forma parte de una construcción que coloca a la prueba y al error sobre la mesa.
Ella se permite escuchar el corazón y sus voces, para amigarlas en el proceso. "Me gusta entreverar realidades y ficcionar. De hecho, mi viaje comenzó siendo una acción de búsqueda de años. Después me pasó de sentirme orgullosa por mis padres y mis hermanas que a lo largo de mi vida, me fueron enseñando a ir por mis sueños", comentó.
En su mundo personal en Barcelona, Constanza no deja de mezclarse con la lana de sus tullmas colgantes o de tener artesanías hechas de la tierra quebradeña, es decir que no deja de rodearse de la energía que la vio nacer, ni de vestir su casa de Jujuy.
"Tengo un cactus chiquito que lo miro y digo; 'sí'. Ahí veo a mi provincia, mi Jujuy. En mi manera de vestirme también, en los libros de Tizón; porque eso es lo que soy y sé que llevo dentro mío toda una identidad norteña", aseguró.
Del imaginario precioso de nostalgia se nutre y atesora; mientras mira los aguayos vibrantes o rememora una copla evocando a Barbarita Cruz.
Un recuerdo que vive en el presente es Jujuy, tanto que su propio cumpleaños acaso es una suerte de antesala para celebrar la Pachamama.
"Tengo mis sahúmos, piedras y referencias para sentir en esa fecha especial. Entonces me acerco a un lugar natural y lo celebro, por suerte, aquí está terminando una temporada de sequía, así que habrá lluvia", detalló.
Feliz de este cambio a favor, también compartió su experiencia con los sabores que fue descubriendo allí. "El curry o la alcachofa que no lo había comido tanto en Jujuy. Por ahí pienso que no soy de aquí, ni soy de allá", dijo quien probó comida filipina, suiza, sueca, tailandesa e italiana -entre otras más- pero ninguna con el encantador gusto jujeño.
Fue en homenaje a ese acervo cultural, que surgió en ella y en dos amigas más el ánimo para crear una cooperativa denominada "La hermandad del repulgue", propuesta gastronómica argentina que se abre en espacios catalanes y -especialmente- ideada para remarcar su origen. "Hacemos empanadas de carne 'pulsudas' y aprendimos a hacer veganas con quinoa y queso", aseguró quien mantiene viva su identidad jujeña incluso estando cerca del mar azul cual cielo de su Tacita de Plata que nunca olvida.
