Cuando el corazón palpita fuerte por instinto es que avisa que algo importante está por vivir. Así, es que como un llamado de atención que es innegable, se muestra en cada ser sensible.
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Cuando el corazón palpita fuerte por instinto es que avisa que algo importante está por vivir. Así, es que como un llamado de atención que es innegable, se muestra en cada ser sensible.
A este aviso tan importante, le hizo caso Ezequiel Roldán; un jujeño que se entregó a la convicción de dejar que las circunstancias fluyeran desde que aceptó la invitación para vacacionar en Río de Janeiro, Brasil.
La fascinación por la propuesta lo terminó de convencer cuando llegó a tierra carioca luego de una breve estadía en Buenos Aires, tres años atrás. "Creo que nada es casual, que todo sucede por algo", inició su relato Roldán quien -apenas sintió el aire de Río- se enamoró del clima, de la ciudad y del ambiente festivo. Feliz y animado, un clic dentro suyo hizo efecto por el que tuvo un presentimiento único.
"Todo fue tranquilo, se fue dando cada movimiento. Nada forzado. A raíz de ciertos inconvenientes, me fue posible conocer a una argentina en el hospedaje. A ella le consulté sobre las posibilidades de trabajo en Brasil y como era todo lindo, perfecto; yo estaba muy ilusionado", reveló. El impacto de vibrar con el mar de Iemanjá de cerca, fue un verdadero flash que marcó un antes y un después en su vida. Por ello, cuando terminaron esas vacaciones quedó con las ganas intactas de volver. Es que sentía en el corazón que Brasil era su lugar en el mundo y, además, tenía asegurado que allí era más que viable cumplir labores durante el año. "Uno tiene que hacerle caso al corazón y a las ganas. Tuve un poco de miedo como cualquier persona que inicia un camino nuevo, pero era más fuerte el estar en este lugar donde disfruté del Carnaval que lo veía por televisión", contó este jujeño que anhelaba ser parte de la festividad y lo hizo a través de una experiencia increíble.
Es que gracias a este fuerte deseo, hoy es integrante del Carnaval de Río, ya que samba desde adentro en este festejo internacional donde todo es alegría y energía pura.
"Fue hermoso, desfilar por el sambódromo 'Marqués de Sapucaí', por la emoción y por las personas que uno va conociendo", indicó el jujeño que lució trajes magnéticos en 2022 y en 2025 como miembro de la escola do samba "Em Cima da Hora". Es que el secreto está en no dejar de creer en uno mismo, en seguir trabajando por los sueños porque sólo así, todo se ajustará tarde o temprano.
Sentir la bendición en su existencia, lo hace ver la vida de una manera especial. No obstante, la estabilidad laboral es fundamental por lo que en la actualidad es el encargado de departamentos que alquila por temporada; además dirige una agencia virtual de paseos turísticos. "Mi trabajo ha sido gracias a contactos que tuve la posibilidad de hacer; todo se fue dando priorizando mis ganas de estar bien. Aunque amo Jujuy ahora considero que Brasil también es un lugar que hago mío cada día", explicó.
Como un enamorado eterno de las playas, adora residir en una ciudad deslumbrante, donde los visitantes llegan con la ilusión de conocer al Cristo Redentor, a las aguas turquesa o a la bella Ipanema. Con la premisa de no dejar de soñar por miedo, "Eze" vive desde hace doce meses al frente de la playa, algo que considera un privilegio y que abraza con amor porque no muchas personas tienen esa posibilidad. "Para que lo que uno quiera, sea posible; es importante la convicción. Es pensar que al salir de la zona de confort, tener la fe de que todo va a estar bien", dijo el joven de treinta y cinco años que va construyendo su destino, gracias a ese sueño forjado que siempre quiso cumplir como fue conocer París.
Y así lo logró. Cuando se le presentó la posibilidad de viajar a Europa, la emoción absoluta la percibió cuando llegó a Francia y lo inolvidable de ver la torre Eiffel, le recordó que no hay, no existe edad para cumplir los sueños.
Es que desde que era niño, siempre fue un soñador. Y aunque está en un país rico en distintos sentidos, no olvida su infancia en el barrio Alto Comedero, cuando jugaba en las viviendas del banco Hipotecario y tomaba el "7A" o "7B" para viajar al centro capitalino. "Recuerdo las tardes con mis amigos tomando mate en las Termas de Reyes o en el Xibi Xibi, el sabor de los bollos con chicharrón que aquí no hay", dijo quien asistió a la Escuela 432 "República Francesa" y al nivel medio en el Colegio 1 "Crucero Ara General Belgrano". "Yo vivo en Copacabana pero a mi Jujuy lo llevo en el alma", sostuvo con la voz llena de emotividad.